Para combatir el abandono del rural y el elevado minifundismo la Xunta puso en marcha hace ya una década el Banco de Terras con el que buscaba movilizar tierras y hacerlas productivas. Sin embargo, a pesar de que cada vez gestiona más fincas -superan ya las 10.000-, apenas logra alquilar una décima parte. Están arrendadas en la actualidad 1.285 parcelas, solo 323 más que hace dos años. Según datos de la Axencia Galega de Desenvolvemento Rural (Agader), hay interesados en otras 1.746 propiedades, pero todavía están en trámites para su cesión en alquiler. El principal problema es que muchas de estas tierras tienen una superficie muy reducida para ser rentables y además hay unas 1.200 fincas, que no son alquilables al no ser aptas para uso agrario bien porque tienen algún tipo de construcción o bien porque están en entornos urbanos.
A pesar de las dificultades para arrendarlas, la bolsa de parcelas que gestiona la Xunta va en aumento. En dos años el número de fincas que tiene en cartera el Banco de Terras se incrementó en un 21 por ciento hasta las 10.061. Y eso a pesar de que el pasado año la Xunta decidió deshacerse de aquellos terrenos que no tengan uso agrario para cedérselos a los concellos con la intención de que estos les buscasen algún tipo de utilidad social. Solo en 2017 la Consellería de Medio Rural traspasó a los ayuntamientos más de un millar de propiedades rústicas y el objetivo es continuar suscribiendo convenios con los municipios para llegar a la cesión de un total de 2.500 fincas.
De hecho, el Banco de Terras todavía dispone de 1.235 fincas que no son alquilables, la mayoría en la provincia de A Coruña (526), seguida de Lugo (374), Ourense (193) y Pontevedra (142).
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A estas hay que sumar otras 1.507 parcelas que tampoco están disponibles por distintos motivos, bien porque todavía están en proceso de incorporación al Banco de Terras, se están depurando datos o pendientes de ser inspeccionadas.
La Xunta logró alquilar 1.285, el 12 por ciento del total, y está en trámites para el arrendamiento de otras 1.746, de manera que quedan disponibles aún 4.288 parcelas con una superficie total de 1.100 hectáreas.
El 40 por ciento de las parcelas que están arrendadas son de la provincia de A Coruña (495). En Lugo se han alquilado 367, en Ourense 299 y en Pontevedra solo 124.
La superficie de las fincas en manos del Banco de Terras refleja el minifundismo característico de la propiedad en Galicia. De media las parcelas que ofrece la Consellería de Medio Rural para alquilar miden solo media hectárea, es decir la mitad de un campo de fútbol. Y, donde más pequeñas son las fincas,es en Pontevedra. Las 1.548 propiedades que gestiona la Xunta en esta provincia tienen una superficie de 0,33 hectáreas.
Aunque la idea inicial del Banco de Terras era intentar movilizar las tierras abandonadas de particulares, el grueso de las parcelas que forman parte del Banco de Terras son públicas. Nueve de cada diez fincas son propiedad de Agader. Según explican, desde Medio Rural se trata de tierras que pasaron a manos de la Xunta tras acometer concentraciones parcelarias en algunas zonas de Galicia.
Los particulares han cedido a la Xunta otro millar de parcelas, con una superficie de 892 hectáreas. Los propietarios pueden ceder sus terrenos de forma voluntaria y gratuita y, a cambio, Medio Rural les garantiza el cobro del alquiler cuando consigan a alguien interesado en explotar esas tierras. Ourense es la provincia con más cesiones, un total de 422 fincas, seguida por Lugo (312), A Coruña (216) y Pontevedra (121).
El precio de los alquileres lo fija la Xunta pero ronda los 62 euros por finca, unos 120 euros por hectárea, según los datos de Agader.
Pero hay una tercera vía: la incorporación de las tierras de propietario desconocido. En Galicia hay 320.000 parcelas en esa situación, que suman 5.600 hectáreas. Para asumir su gestión la Xunta trabaja en colaboración con el Ministerio de Hacienda pero el procedimiento es lento y puede alargarse varios años. De momento, el Gobierno gallego solo ha incorporado al Banco de Terras 78 parcelas de dueño desconocido, con una superficie total de 131 hectáreas.
Medio Rural también se plantea ahora incorporar al Banco de Terras los montes mancomunados que se encuentren en grave estado de abandono.
Sin embargo, al mismo tiempo la Xunta tiene en sus manos cada vez más parcelas y no todas tienen viabilidad agraria. Es, por esa razón, que además de ceder 2.500 fincas a los concellos, la Consellería de Medio Rural también prevé este año vender a particulares otros 2.000 terrenos de pequeñas dimensiones. De esta manera, alivia la carga burocrática que le supone la gestión de estas tierras.
