La tensión se recrudece en En Marea, y el final de la última crisis es incierto, pues los dos bandos enfrentados mantienen el pulso y no ceden en sus posiciones. La diputada autonómica Paula Quinteiro se mantiene en sus trece, y rehúsa dimitir, según fuentes de su entorno, y además cuenta con el respaldo de su partido, Podemos.La dirección de la formación morada califica de "esperpento" que Xan Hermida "bloquee el escaño" al que renunció Juan Merlo, si no dimite Quinteiro, y que el portavoz Luís Villares le apoye.

"Tiene dos discursos éticos, uno rige para Hermida y otro para Quinteiro, Podemos en cambio tiene uno y no lo cambia a conveniencia", aseguraban ayer desde Podemos. Hermida y Quinteiro estuvieron ambos involucrados en dos incidentes policiales, y la dirección morada se pregunta por qué Villares da el plácet a la entrada, aunque sea temporal y sin ejercer, del político pontevedrés, y al tiempo pretende forzar la marcha de la diputada viguesa.

Desde el otro bando, Villares apelaba ayer de nuevo a "la responsabilidad" de la diputada viguesa para no tener que acudir a "otro tipo de mecanismos", en alusión a la consulta a los inscritos de En Marea. En todo caso, defendió que pedir la opinión de la militancia es "una garantía de democracia en cualquier espacio político". El portavoz también admitió que debe resolverse "lo antes posible"la "interinidad" de En Marea.

Po su parte, Hermida acusó a Carmen Santos, la líder del partido de Pablo Iglesias en Galicia, de "querer meter por la puerta de atrás" la posibilidad de que En Marea se convierta en una coalición de partido. Es decir, que le acusa de utilizar el caso de Paula Quinteiro para debilitar a Villares, que defiende otro modelo de organización.

Hermida también fue duro con Quinteiro. Comparó su negativa a irse y así "manchar la lealtad y la ética de En Marea" con la dimisión de Cristina Cifuentes "por robar dos cremas a una multinacional capitalista", mientras Quinteiro "se vio envuelta en un incidente con coches de obreros en Santiago". "Y eso que es anticapitalista", remarcó. Hermida aludía al origen de la polémica. Hace ya cinco semanas saltaba a la opinión pública que la diputada de Podemos y también militante de Izquierda Anticapitalista estaba involucrada en un incidente con la policía local de Santiago en un supuesto caso de vandalismo callejero. A raíz de una denuncia vecinal de que de madrugada un grupo de jóvenes estaba rompiendo retrovisores de automóviles, agentes policiales se personaron en el lugar del suceso, y Quinteiro, que conocía a los implicados, supuestamente se identificó como diputada parlamentaria. Ella alega que lo hizo para mediar en la polémica, no para sacar su rédito de sus credenciales, pero el PP usó el caso para cuestionar a la primera fuerza de la oposición.

La dirección de En Marea exigió su dimisión, pero la mayoría del Grupo parlamentario respaldó que Quinteiro retuviese el acta, tras pedir las correspondientes disculpas. A partir de la situación no fue a mejor. Villares, desautorizado por buena parte de los suyos, intentó presionar a la diputada de Podemos con una consulta a las bases, una consulta que no es vinculante y que el sábado la dirección de En Marea prevé activar.

El enredo se complicó porque se supo que el teórico relevo de Quinteiro en el Parlamento, el excoordinador de En Marea en Pontevedra y próximo a Luís Villares, Xan Hermida, también había protagonizado un incidente con agentes policiales, en este caso de Pontevedra. Inmediatamente, Hermida anunció que si Quinteiro dejaba el escaño, él no lo ocuparía "por ética". Añadía más presión para Quinteiro, pero entonces Juan Merlo deja el Parlamento tras difundirse que falseó su currículum, y las miradas giraron de nuevo hacia Hermida, quien en sintonía con Villares, decide que retendrá el escaño de Merlo y será "diputado ausente", se decir no ejercerá como tal ni cobrará, a la espera de que Quinteiro dimita.