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Asociaciones y familias envían fármacos para aliviar la emergencia de Venezuela

Venezolanos residentes en Galicia mandaron ya 2.500 kilos de medicinas -"Allá no consigues nada, ni paracetamol", explican

Medicamentos enviados desde Galicia a Venezuela. // Federación Venezolana de Galicia

Las farmacias gallegas despachan fármacos que en ocasiones cruzan el Atlántico y acaban en Venezuela. Boticas de Vigo constatan cómo a veces una persona se lleva más de una caja de algún medicamento básico, como analgésicos o antiinflamatorios, y lo hace pensando en la "crisis sin precedentes" que vive el país sudamericano en lo que a fármacos se refiere. "Allá ya no consigues nada, ni siquiera paracetamol", explica María Fernanda Ruíz, miembro de la Asociación Amigos de Venezuela de Vigo y trabajadora de la Federación Venezolana en Galicia, en la que se integra y que, en poco más de un año, señala, ha logrado ya enviar más de 2.500 kilogramos de ayuda humanitaria en forma de medicamentos que manda a su destino vía marítima gracias a la "solidaridad".

Esos envíos, que realizan cada ciertos meses con la colaboración para los portes de ciudadanos solidarios, destacan por la cantidad. Por ejemplo en la Asociación de Vigo reciben a vecinos cargados de bolsas con medicamentos (pastillas, nada refrigerado) que tienen en su casa. Explica que se recogen "todos" los fármacos porque "muchas veces salvan vidas, no importa si están vencidos o no". Aunque la comunidad venezolana echa una mano, María Fernanda comenta cómo "el que más medicinas tiene en casa es el español". "Las abuelitas tienen una farmacia en casa", indica. Además de antibióticos, explica que analgésicos o antiinflamatorios "son muy necesarios porque "no hay nada, una aspirina para bajar la fiebre".

Pero el apoyo al otro lado del océano llega por más vías, dice, desde venezolanos que vienen visitar a sus parientes los que "se llevan la maleta llena" de medicamentos para sus padres, tíos o vecinos al regresar a gallegos retornados que de vez en cuando echan una mano a su linaje otro lado del Atlántico con remesas en las que incluyen alimentos.

Thaily Montilla dice que son "mayoría" quienes colaboran con sus familias de allá. Esta venezolana, casada con otro venezolano, hijo de gallegos, y con tres niños, cuenta cómo la situación es "crítica" en su país natal por los fármacos y por los alimentos. "Comer carne es un lujo", cuenta, los sueldos "no dan para nada". Varias veces al año envían a su familia fármacos "básicos" y alimentos no perecederos. También colaboran con transferencias para "ayudar a solventar y a tapar huequitos". Hubo un tiempo, dice, en que fue al revés: cuando ellos llegaron a Galicia les ayudaron "muchísimo desde allá". "Así es la vida", proclama, mientras confía en que la situación mejore.

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