La dirección de En Marea evitó ayer activar la consulta a sus militantes para decidir el futuro de la diputada Paula Quinteiro tras el altercado de esta con la Policía Local de Santiago en el que exhibió su credencial parlamentaria. La coordinadora y el Consello das Mareas abogan por su dimisión, que rechaza una amplia mayoría del grupo parlamentario. Ayer, nueve días después de que el portavoz del partido, Luís Villares, diese un plazo de una semana a Quinteiro para renunciar y anunciase la citada consulta, frenó el debate de la iniciativa en la reunión de la coordinadora para ganar tiempo y no agravar la crisis interna en la fuerza que lidera la oposición. Lo hizo, además, en contra de una parte de la ejecutiva rupturista, que llegó a la cita con la intención de activar el proceso.

Villares negó que el plazo de una semana puesto sobre la mesa para que Quinteiro dimitiese y evitar la consulta a las bases fuese un ultimátum, pero el grupo parlamentario entendió que se trataba de un desafío e incluso Podemos alegó la gestión del caso como la gota que colmó el vaso y calificar de "fracaso" el funcionamiento de En Marea como partido instrumental, reclamando una organización en coalición para mantener autonomía.

Como cada miércoles, la coordinadora de En Marea celebró ayer por la tarde su reunión semanal ordinaria. En el orden del día no estaba previsto formalmente la alusión a un suceso que ha abierto en canal al espacio rupturista a un año de afrontar unas elecciones municipales clave y en que se juega sus símbolos, las tres autodenominadas "alcaldías del cambio": A Coruña, Ferrol y Santiago de Compostela.

Varios miembros de la coordinadora acudieron a la cita con la intención de introducir la cuestión en el apartado de novedades políticas. Su plan pasaba por calcar su toma de posición cuando se conoció el altercado de Quinteiro, que intervino ante la Policía cuando esta forcejeó con uno de sus acompañantes tras una queja vecinal por vandalismo, mostró su carné de diputada y acusó a los agentes de "interferir en su labor parlamentaria", según el acta policial del suceso, que no derivó en ninguna denuncia.

La coordinadora pidió su dimisión y trasladó esa exigencia al Consello das Mareas, donde prosperó esa demanda, alegando que Quinteiro no había cumplido las exigencias éticas de la formación.

Fuentes de la coordinadora reconocieron a este diario el martes y ayer que plantearían la cuestión para trasladar al Consello das Mareas la convocatoria de una reunión para fijar la fecha de esa consulta a las bases, anunciada por Villares.

Sin embargo, fue el portavoz de En Marea el que frenó el debate de la cuestión en la coordinadora, alegando que no estaba contemplada en el orden del día. "En todo caso, quiero aclarar que la decisión, si llega el momento y se aborda, quien la toma no es la coordinadora es el Consello das Mareas, que es quien tiene legitimidad", matizó ante la prensa antes del encuentro.

A esa reunión acudió el diputado Pancho Casal, militante de Podemos y responsable de la relación entre el grupo parlamentario y la coordinadora, de la que no forma parte. Su presencia cobraba ayer más importancia de lo habitual tras el golpe en la mesa dado por el partido de Pablo Iglesias el lunes.

Su líder en Galicia, Carmen Santos, reclamó un cambio profundo en el espacio rupturista para que Podemos participase como tal en En Marea, que el año pasado se fundó como partido instrumental para integrar a militantes de los partidos impulsores de la alianza rupturista (Anova, Esquerda Unida, las mareas municipales o la propia Podemos) y representantes de organizaciones sociales a título individual. Sus cúpulas no intervendrían en ella. Y los de Pablo Iglesias se quedaron fuera, tras resignarse ya en 2016 a aceptar esa fórmula electoral diluyendo sus siglas.

Ahora, Podemos pide una coalición con las mareas locales en las municipales y también un cambio en En Marea, al tiempo que rechaza la consulta sobre Quinteiro, militante morada. Su convocatoria sería entendida por los de Iglesias como un ataque y agravaría la brecha interna.