Manuel Fraga fue un animal político acostumbrado a moverse en las esferas internacionales con soltura. Y además un estratega que tenía claro que una foto podía impulsarlo a la cúspide de la derecha española e incluso al Gobierno. En 1981 se aprovechó de su amistad con la condesa de Romanones, Aline Griffith, natural de Nueva York, y con acceso regular a la Casa Blanca, para que le consiguiera una entrevista con el entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan. Solo hacían falta cinco minutos con el mandatario americano y una foto para consolidar su perfil como líder de la derecha española y forzar a UCD,entonces al frente del Gobierno en España, a unirse a Alianza Popular.

La osadía de Fraga está en que Reagan no había recibido aún ni al Rey Juan Carlos ni al propio presidente español José Calvo Sotelo. La condesa de Romanones, que también trabajó como espía para la CIA, escribió al jefe de gabinete adjunto del mandatario americano y presionó para conseguir un encuentro, que a pesar de su mediación no se produjo: "Querido Mike: Manuel Fraga, el líder del partido de derechas más importante de España me ha pedido concertar un encuentro de cinco minutos entre él y el presidente en los próximos meses, en septiembre como tarde".

Estas gestiones han sido desveladas en un artículo de La Vanguardia y aparecen recogidas en el libro" The Watergate:Inside America's Most Infamous Address," de Jospeh Rodota, que tuvo acceso a documentos oficiales de la Biblioteca Ronald Reagan y otros del archivo de Stanford University.

Se desveló así el intercambio de cartas entre la condesa de Romanones y la administración Reagan. Aline Griffith argumenta en estas misivas que una foto entre Fraga y el presidente estadounidense "daría fuerza psicológica a la derecha española para unirse a UCD y crear así un partido de derechas de mayor tamaño". Y define al que fue titular de la Xunta como "uno de los políticos españoles más proamericanos".

Pero el Gobierno de EEUU rechazó esta petición con el argumento de que sería "inapropiado" reunirse antes con Fraga que con el Rey Juan Carlos o Calvo Sotelo. El expresidente de la Xunta no lograría reunirse con Reagan hasta 1984, en un contexto ya muy diferente, con la UCD al borde de la desaparición y un Gobierno en España del PSOE.