La última voluntad no afecta solo a los bienes terrenales, sino también al propio cuerpo y qué hacer con él cuando la salud no acompaña. Un total de 7.348 gallegos, según los últimos datos publicados por la Consellería de Sanidade, han dejado constancia de lo que se denomina testamento vital en el Rexistro Galego de Instrucións Previas sobre Coidados e Tratamento da Saúde. En ese documento reflejan su decisión acerca del tratamiento sanitario que desean recibir, si algún día no pueden expresarlo, o qué hacer con sus órganos, por ejemplo.

Hay tres vías para formalizar este tipo de documento: ante notario, ante testigos (tres mayores de edad y al menos dos de ellos sin relación de parentesco o patrimonial cercana) y ante funcionario (personal del Rexistro galego de instrucións previas o de las unidades habilitadas). Esta opción, habilitada desde enero de 2015, hace poco más de tres años, es desde entonces la favorita (55%) para quienes se deciden a dar el paso. Los restantes se reparten entre un 25% que opta por el notario y uno de cada cinco, por los testigos.

Casi la mitad de los otorgantes reside en A Coruña y uno de cada tres lo hace en Pontevedra. De Lugo procede el 11% y de Ourense, el 9%. Respecto al perfil sociodemográfico de quienes dejan explicitada su voluntad médica, un 63% son mujeres, un 69% son mayores de 50 años y un 83% nombra interlocutor.