El debate sobre los deberes reaparece cada cierto tiempo. En este caso la Confederación Española de Madres y Padres del Alumnado (Ceapa) ha iniciado una campaña en las redes sociales, con el hashtag #Stopdeberes, ante las quejas de familias que consideran excesivas las tareas que se les pide hacer en casa a alumnos y alumnas. Si bien no conviene generalizar, porque cada maestro, cada profesor y cada centro suelen tener sus propias opiniones sobre el encargo de tareas, hay padres que insisten en que "son demasiadas" y que los niños y niñas "no disponen de tiempo para jugar o para otras aficiones".

Para Rita Radl, catedrática de Sociología de la Universidad de Santiago (USC) y experta en esta materia, es una cuestión de mesura. "Entiendo que los deberes fomentan una actitud de trabajo constante. Además, es importante asentar el conocimiento y, para ello, hay que manejarlo y profundizar, para que se asiente precisamente", expresa Radl. Apunta que tampoco es bueno que los estudiantes en etapas tempranas vinculen el conocimiento y el trabajo únicamente al espacio del aula. "Después, en el instituto y en la universidad, no va a ser así. Por eso creo que es positivo acostumbrarlos desde pequeños a no vincular todo el espacio de aprendizaje a la escuela. Es bueno fomentar la autonomía y la responsabilidad de forma paulatina", expresa la profesora universitaria e investigadora en cuestiones de género. La clave para evitar la sobrecarga está, según Rita, en la cantidad. En la etapa de Primaria, que es normalmente en la que los padres presentan quejas, Radl explica que con media hora "es suficiente". "Evidentemente no es lo mismo un niño o niña de 7 u 8 años a 12 o 13. Para los más pequeños media hora de tareas está bien para fomentar la autonomía paulatinamente", argumenta la experta. Para ello se basa en estudios sobre concentración máxima. "No es nuevo. Sabemos que la concentración se diluye a partir de los 15 o los 20 minutos. Por eso indico que 30 minutos está bien", comenta Radl. También la capacidad de concentración aumenta con el tiempo.

Considera que hacia final de Primaria, con 11 o 12 años, "se puede incrementar a una hora o algo más". Otro de los puntos clave para Radl es que los pequeños no necesitan que estén los padres presentes. "Deben realizar las tareas de manera autónoma. Es bueno estar para un apoyo puntual o para resolver alguna duda pero no todo el tiempo sentados con ellos", añade.

Para Rita debe tratarse siempre de un refuerzo positivo, nunca como un castigo ni para penalizar ritmos de trabajo en clase.

Para Carlos Rosales, catedrático de Didáctica General y Especial de la USC, en Primaria el horario lectivo debería "ser suficiente" para realizar el trabajo escolar. Se refiere Rosales a unas edades en las que "la relajación, el juego y otras tareas de libre elección" deben ocupar un espacio temporal importante. "Sobrecargar al alumnado no es adecuado para el desarrollo de las competencias", comenta el experto. Desde su punto de vista, siempre caben matices, de manera que a los 10 y 11 años sí se podría aconsejar algún tipo de tarea, algo más obvio entre los 12 y los 16 años. Para Rosales también es muy importante la actitud positiva, de interés, "nunca como algo que conlleve desmotivación".