Aunque la campaña de vacunación oficial contra la gripe correspondiente a esta temporada finalizó el pasado 29 de diciembre después de arrancar el 23 de octubre, algunos hacen los deberes un poco más tarde. De media, los puntos de vacunación todavía reciben en toda la geografía gallega a unas 250 personas al día que acuden a ponerse la inyección antes de que el Sergas retire las que sobran, lo que suele hacer a finales de enero. La Xunta adquirió este año 560.000 dosis, una cifra más alta que en ejercicios anteriores.

Los datos, facilitados por la Consellería de Sanidade, así lo demuestran, y es que desde que las diez semanas destinadas a inmunizar a los gallegos pertenientes a colectivos de riesgo llegaron a su final, todavía, y solo con datos de hasta el 16 de enero, se vacunaron otras 4.032 personas, cifra que puede aumentar cuando se cierre el balance.

No obstante, las cifras provisionales ya son mejores que en años anteriores, a tenor de los resultados logrados entre los gallegos de 65 y más años, uno de los colectivos que está en el punto de mira de la Administración gallega, y de los datos de cobertura de la inyección entre los profesionales sanitarios, que suman cinco puntos más que un año atrá, pero siguen sin superar el objtetivo mínimo que se ha marcado la Xunta para ellos, fijado este año en el 40%.

Entre los mayores, el departamento dirigido por Jesús Vázquez Almuíña, había inmunizado a 383.355 personas al final de campaña, casi un 58 por ciento del colectivo y prácticamente dos puntos más que en la pasada edición, en la que también se registraba una mejoría en la cifra de los pensionistas que aceptan vacunarse con respecto a tentativas anteriores. El logro también tiene algo que ver con la persistencia y una iniciativa ya institucionalizada para intentar persuadir, vía telefónica, a aquellos pensionistas que tras varias semanas de campaña no habían asomado la cabeza por el centro de salud. Según el Sergas, aunque los datos también están por cerrar, se muestran predispuestos a aceptar el consejo médico uno de cada cinco mayores contactados, lo que se traduce en 3.500 inyecciones más.

Si los mayores es un colectivo que suscita especial preocupación de la Xunta -hay que tener en cuenta que la edad media de los 136 fallecidos con gripe diagnosticada durante el año pasado fue de 80,4 años-, sus propios profesionales también entrarían en la lista.

En el balance de la campaña de 2015 el Sergas consideraba, a la vista de los resultados, que parecía "conveniente" seguir concienciando a los profesionales sanitarios acerca de la "trascedencia" de la vacunación. Considera a estos profesionales como "modelo" y "referente en conductas de salud". No obstante, las cifras demuestran que no son los que más se vacunan: el año pasado Sanidade se proponía como meta lograr al menos el 35% de inmunizaciones, y se quedó a punto y medio, con un 33,45% (aunque ya había sido diez puntos mejor que el año anterior). En la campaña que finalizó el pasado 29 de dicicembre, las autoridades gallegas decidieron poner el listón más alto, en un 40%, y no llegaron, aunque la cobertura subió cinco puntos, del 33 al 38,7 por ciento.