La historia del PSdeG ha estado marcada por las desavenencias fratricidas entre los distintos sectores que atomizan el partido y esos enfrentamientos han llegado incluso a los miembros de una misma familia: los Caballero. Durante más de diez años Gonzalo Caballero, un simple militante de base, fue el antagonista de su tío Abel, alcalde de Vigo y peso pesado del socialismo en Galicia. Sin embargo, el sobrino se terminó convirtiendo en secretario xeral del PSdeG, los ánimos se apaciguaron y cien días después, ambos estrecharon sus manos en aras de dar "estabilidad" al partido.

A petición de su propio sobrino, el alcalde de Vigo se encargó de presentarlo en su comparecencia en el Forum Europa, que se celebró ayer en Santiago. Fue el escenario de la reconciliación, o al menos de una tregua, entre ambos. Abel Caballero definió al líder del PSdeG como "un gran político" que viene avalado por "un importante triunfo en las primarias". "Inexcusable, pero sólido", aclaró.

Abel Caballero recalcó que los socialistas gallegos han atravesado "una etapa severa de inestabilidad". "Mientras he sido alcalde he visto pasar cinco secretarios xerais", lamentó el regidor vigués. Por esta razón, pasa página para saludar "una nueva etapa". El regidor vigués se refirió a su sobrino como "un hombre preparado, con capacidad y cualidades" y pasó a enumerar alguna de ellas: "Es un hombre de formación sólida, con fuerte capacidad de observación de la realidad y muy imbricado en Galicia", detalló. "Reúne las características y el tiempo dirá si es capaz de revertir la situación tan compleja que atravesamos y trasladarlo a la realidad. Yo soy optimista", puntualizó.

Hasta este momento la lista de desencuentros entre tío y sobrino había sido larga."Con él aprendí mucho de política, en la proximidad y en la discrepancia", aseguró Gonzalo Caballero que no negó los enfrentamientos. "Es cierto que hemos tenido diferencias políticas, pero nunca hubo un conflicto personal", aclaró, antes de reconocer que entierra el hacha de guerra porque ahora es secretario xeral del PSdeG y lo quiere ser "de todos".

Durante años, sin embargo, tío y sobrino tejieron alianzas opuestas. Sus diferencias arrancan en 1998 cuando Gonzalo Caballero participó activamente en la campaña de Josep Borrell en las primarias en las que se impuso a Joaquín Almunia, a quién había apoyado Abel Caballero. Su sobrino compitió después por la secretaría xeral de la agrupación de Vigo frente al candidato que promovía su tío. Y el desencuentro más reciente fue la apuesta de Gonzalo por Pedro Sánchez frente al susanismo de Abel.

Todo esto quedó enterrado ayer en una comparecencia en la que estuvieron presentes el expresidente Emilio Pérez Touriño, la exministra Elena Espinosa, los presidentes de las diputaciones de Lugo (Darío Campos) y A Coruña (Valentín González Formoso), los secretarios provinciales del partido, entre ellos el de Pontevedra, David Regades, y el líder del PSOE vigués, Abel Losada. No faltaron tampoco los diputados del PSdeG, entre ellos la portavoz en la Cámara Baja, Pilar Cancela. Otras figuras del PSdeG como el expresidente Fernando González Laxe o la alcaldesa de Lugo disculparon su ausencia. Tampoco asistieron la presidenta de la Diputación de Pontevedra, Carmela Silva, ni los exsecretarios del PSdeG Xosé Ramón Gómez Besteiro o Pachi Vázquez.

Durante su intervención Gonzalo Caballero detalló las claves de su proyecto socialista y defendió que si hay una reforma de la Constitución Galicia "debe estar en el pelotón de salida" como nacionalidad histórica que es, aunque dejó claro que "las palabras no importan". "Nos parece válido un planteamiento de nación de naciones o de naciones culturales siempre que no se trocee la soberanía nacional", aclaró.

Coincidió además con su tío en resaltar la "debilidad" de Feijoo. "Ve a Galicia como un escalón en su futuro político", había dicho el regidor vigués. Gonzalo Caballero defendió además que el PSdeG "no necesita girar a la izquierda porque es la izquierda" y sobre posibles pactos con En Marea aclaró que "ya se verá". En relación a la dimisión del secretario de Organización de Pontevedra, Andrés Díaz, (alcalde de Ponte Caldelas) mostró respeto por su decisión y negó que suponga una crisis en el partido a nivel provincial.