Las reclamaciones de los consumidores por posibles abusos empresariales o vulneración de sus derechos suponen otro de los termómetros que miden el impacto sobre la población de la crisis económica desencadenada por la caída del banco estadounidense Lehman Brothers en 2008. Su número en Galicia marcó un récord en 2012, momento a partir del cual comenzó a descender. El año pasado, las quejas repuntaron apenas un 1,6% hasta alcanzar las 17.480, pero se mantienen en niveles de hace una década, cuando en 2008 sumaron 17.678. Un ejercicio antes la cifra fue de 16.118.

La evolución desde entonces evidencia el efecto de la crisis, con 21.420 reclamaciones en 2009, 19.834 en 2010, 21.646 en 2011, 67.956 en 2012; 41.189 en 2013, 21.275 en 2014, 19.576 en 2015 y 17.198 en 2016.

La telefonía sigue encabezando la estadística de malestar de los clientes, con casi un tercio de todas las quejas presentadas ante el Instituto de Consumo. El año pasado supusieron el 30,4% de las quejas, casi el triple del 12,4% de las compañías eléctricas. El reparto parece lógico, a tenor de la implantación de los teléfonos móviles, tabletas y conexiones a internet actuales y las múltiples opciones para cambiar de proveedor del servicio que ofrece el mercado, frente al más estático del suministro energético. A distancia se encuentran las quejas vinculadas al transporte (6,7%), el automóvil (6,6%), la electrónica (6,4%), el turismo y el ocio (5,8%) o el sector financiero (5,4%), según Economía.