El impuesto municipal de plusvalía, tumbado parcialmente por el Tribunal Constitucional, deja una recaudación récord en las arcas de los ayuntamientos gallegos. A la espera de que Hacienda reforme el gravamen que se aplica en las operaciones en suelo urbano, según dicta el fallo del Alto Tribunal del pasado mes de junio, los propietarios siguen pagando a los concellos por cada venta, herencia, donación o permuta, al margen de si han obtenido o no ganancia alguna. Pese al pinchazo de la burbuja inmobiliaria en 2008, que hizo caer en picado las ventas de pisos y tiró por los suelos los precios en el sector, los ayuntamientos suman año tras año más fondos por el llamado Impuesto sobre el Incremento del Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana, conocido como plusvalía municipal. Tan solo un año antes de que el Constitucional tumbara el impuesto, los 115 ayuntamientos gallegos que lo cobran recaudaron 47,65 millones de euros, según la liquidación definitiva de los presupuestos municipales de 2016 recién publicada por el Ministerio de Hacienda. Se trata de una cifra récord, que supone más de un 15% que el ejercicio anterior, que ya había alcanzado unos ingresos de 41,39 millones, y casi un 50% más que en pleno boom del ladrillo.

Los ingresos por la plusvalía en 2016 se quedan incluso muy por encima de las previsiones realizadas por las administraciones locales gallegas. En concreto, 16,2 millones más, lo que supone un 51,6% más que las estimaciones hechas por los concellos para ese ejercicio, el último de que hay datos definitivos.

El impacto para el bolsillo del propietario que haya vendido en los últimos años un piso o local comercial se traduce en un desembolso a su ayuntamiento de casi el doble o incluso cuatro veces más que antes de que estallase la crisis. Haya logrado o no beneficios con la transacción. Los datos de la evolución del impuesto hablan por sí solos: en el año 2007 en Galicia se vendieron más de 28.000 viviendas frente a las apenas 13.500 transacciones formalizadas en 2016. Los precios antes de que estallase la crisis eran casi un 40% más elevados. A pesar de la crisis del ladrillo, las operaciones en suelo urbano generaron desde el pinchazo de la burbuja más ingresos que en pleno boom de la actividad inmobiliaria.

Detrás de este repunte, en especial durante los últimos dos años, hay varios factores, entre ellos que no se han actualizado los coeficientes para calcular el impuesto y al ser anteriores a la crisis inmobiliaria no determinaban una plusvalía real. También ha influido el mayor rigor de los ayuntamientos a la hora de aplicar el gravamen en suelo urbano y la mejor coordinación con las notarías en el acceso a la información de ventas de inmuebles. Otro de los factores que han contribuido a este aumento de la recaudación, según explican desde el sector inmobiliario, son las transmisiones de venta de viviendas de segunda mano, unas operaciones que desde 2014 están al alza -y ya superan a las de pisos nuevos- y, en consecuencia, han engordado los ingresos que ya que esta transacción tiene un gravamen más elevado. Del impuesto de plusvalía también tira la reactivación de las transmisiones de venta de inmuebles entre sociedades gestionadas por bancos y de empresas liquidadas durante la crisis que ahora, con leves síntomas de recuperación, se intentan sacar al mercado.

Mapa tributario

El mapa tributario de los ayuntamientos gallegos dejó en 2016 unos ingresos de 1.287 millones de euros, un 1,8% más que el ejercicio anterior. En el caso del impuesto de plusvalía el aumento fue superior al 15%. Y si en 2015 los ingresos por las operaciones en suelo urbano suponían el 3,25% de todos los impuestos y tasas, el porcentaje al año siguiente se elevó al 3,74%. Entre los años 2008 y 2014 la recaudación por ventas de inmuebles en suelo urbano, herencias, donaciones o permutas suponía entre el 2,4% y el ,27% de todos los tributos municipales. No fue hasta 2015 cuando superó la barrera del 3%.

Provincias

Por provincias, los concellos de A Coruña y Pontevedra son las que más ingresaron en 2016 por el impuesto de plusvalía: 19,8 millones y 17,18 millones, respectivamente. Les siguen de lejos los ayuntamientos de Ourense, con 7,6 millones, y finalmente os municipios lucenses, con 2,9 millones. El mayor repunte respecto al ejercicio anterior se produjo en las arcas de la provincia de A Coruña (19,3%). El incremento en Pontevedra también fue significativo (15,8%).

Si la comparación se hace con el estallido de la burbuja inmobiliaria, las ventas en suelo urbano dejan en ahora en Galicia un 76% más de ingresos que en 2008. En concreto, en los concellos de A Coruña 9,6 millones más (94%), en Pontevedra 6,68 millones (63,6%). Y en Ourense casi 3,6 millones más que hace ocho años (88%) y, finalmente, en Lugo 725.000 euros más (32,4%).

Devolución de 82 millones

En cinco años, los ayuntamientos gallegos ingresaron más de 182 millones por el impuesto de plusvalía. El portal especializado en reclamaciones Reclamador.es calcula que los gallegos que lo pagaron pese a no obtener beneficio en la transacción podrían reclamar hasta 82,3 millones, unos 4.500 euros de media por cada una de las 18.300 ventas a pérdidas desde 2013 (los últimos cuatro ejercicios no prescritos desde el fallo del Constitucional): 8.100 en la provincia de A Coruña, 5.600 en Pontevedra, 2.600 en Lugo y 2.000 en Ourense.