Las zonas de Galicia que registraron incendios de intensidad alta en octubre sufrirán erosión del suelo incluso ocho meses después del fuego, es decir, el próximo junio todavía experimentarán desgaste ante fenómenos meteorológicos como el viento y la lluvia.

Los expertos en la materia consultados por Europa Press coinciden en que la severidad (condicionada por la confluencia de altas temperaturas, vientos y baja humedad) es un factor clave para determinar el grado de erosión que sufrirá el monte.

Un estudio de los profesores Xavier Úbeda y María Sala, de la Universitat de Barcelona, establece que la intensidad del fuego es un elemento "determinante" en las tasas de escorrentía y erosión. En el área baja, la cubierta de hojarasca evita la escorrentía y el impacto directo de la lluvia contra el suelo.

En el de intensidad media, la escorrentía y la erosión decrecen gradualmente con el tiempo, mientras que en el área alta "aparecen picos de erosión incluso ocho meses después del incendio".

"Si el fuego ha sido poco severo y quedan herbáceas, hojas y demás, en semanas puede volver a estar verde. Pero esto no debe engañarnos: la erosión se produce hasta que al menos un 60% de la superficie del suelo esté cubierta por vegetación", explica el biólogo e investigador del CSIC Serafín González, presidente de la Sociedade Galega de Historia Natural.

Manantiales

Por su parte, Xosé Santos, de Amigas das Árbores da Limia, avisa de la contaminación que el arrastre de cenizas está produciendo ya en aguas de manantial de montaña. Él mismo grabó el jueves imágenes en la Serra da Meda, en aguas tributarias del río Avia, entre los ayuntamientos de Coles y Xunqueira de Espadanedo.

"Los daños son importantes porque se está perdiendo la capa más fértil y productiva del suelo", avisa González. Advierte de la "espiral de degradación" y "empobrecimiento" en que entran los ecosistemas que arden de manera recurrente, puesto que el suelo pierde también capacidad para almacenar agua y arde más fácilmente.