En 1982, la visita del Santo Padre, Juan Pablo II, que volvía a visitar suelo gallego siete años después con motivo de la IV Jornada Mundial de la Juventud, ponía un broche de oro al Año Santo. También el papa Benedicto XVI encontró un lugar en su agenda para pasar por Compostela en otro Año Santo, 2010. Y el Arzobispado de Santiago trabaja ahora para conseguir que el papa Francisco visite Galicia en el siguiente, 2021.

"En ello estamos", respondió ayer el arzobispo de Santiago, Julián Barrio a una pregunta sobre la posibilidad de que el Papa visite Compostela entonces, aunque admitió que "por el momento no hay nada concreto que comunicar". No es la primera vez que el Arzobispado expresase su deseo que el actual Pontífice venga a Galicia: la celebración del 800 aniversario de la peregrinación de San Francisco de Asís a Compostela también hizo que la Iglesia y la Xunta lo quisieran intentar.

Durante su participación en un desayuno informativo del "Forum Europa Tribuna Galicia", y a preguntas de los presentes, el arzobispo invitó a la prudencia pero sí admitió que se están realizando gestiones y que el Papa "está siempre invitado".

Por otro lado, el prelado pidió durante su intervención a los gobernantes "diálogo" ante la "crisis de civilizaciones", así como que no se legisle "sin moralidad", al tiempo que consideró que la sociedad en su conjunto "necesita a los políticos" y debe "apoyarlos".

En el ámbito político, y tras lamentar "la exclusión de Dios del espacio público", el arzobispo recordó que el derecho y la ley son "necesarios" para el hombre. "No se puede legislar sin moralidad ni derecho, ni se puede violar la ley ni el derecho comunes", proclamó. Por ello, indicó, la Iglesia, a través de "distintos documentos", ha mostrado "un gran respeto y una gran admiración por los políticos". "A los políticos los necesitamos", defendió Barrio, quien incidió en su papel en la "configuración" de la sociedad.

Asimismo, señaló que el "egoísmo" es el "móvil principal" en el modelo social actual, un "enfoque economicista que se va aplicando a los distintos elementos de la vida humana" y en el que prima, dijo, el "cálculo de beneficio". "El señuelo de la felicidad se abarca desde el consumo", lamentó, y añadió que "la crisis moral" deriva del "fracaso de políticas económicas que separan la esfera económica de la social".