Después de pasar unas seis horas en el colegio, muchos niños asisten a actividades extraescolares. Es habitual que los padres intenten compensar algún déficit académico de los pequeños en este tiempo y los idiomas, por ejemplo, se cuelan en lo que se supone un momento de ocio. Los expertos recomiendan desvincular estas actividades a las tareas escolares y que sean los propios niños quienes las elijan para que no supongan un sacrificio ni un momento de estrés.

"Deben tener efectos positivos para ellos, así que lo mejor es que escojan ellos mismos", recomienda Ana María Ulloa, vicepresidenta de la sección de psicología educativa del Colegio de Psicólogos de Galicia, quien advierte que nunca se les debe imponer una de estas actividades. Para aquellos niños más indecisos o desmotivados recomienda darles algunas opciones según sus capacidades.

Estela Portillo, coordinadora del servicio de psicología de la Asociación Niños Hiperactividad y/o Déficit Atención (Anhida), explica que "hay que tener en cuenta que los menores ya pasan las horas académicas esforzándose y enfrentándose a cosas que no tienen porqué gustarles", así que "lo ideal es que en las actividades extraescolares se sientan cómodos y no se repitan los factores estresantes que se pueden dar en el aula".