"Nos miramos a la cara y no hizo falta decir nada. Había que ir porque la gente estaba en peligro". Fue así como Rubén Rial, el concejal de Vías y Obras de Nigrán -bombero de profesión-, y Fernando Méndez, el conductor de la baldeadora de calles municipal, de la empresa Cespa, decidieron arriesgar su vida y cruzar dos kilómetros de carretera en llamas para llevar a agua a Chandebrito, la parroquia en la que fallecieron dos mujeres a bordo de una furgoneta durante una fallida evacuación. Se desplazaban hacia allí alertados por el grave peligro, que según retransmitía la emisora, corrían los vecinos y los policías ante las dimensiones que había alcanzado el incendio que acorralaba las casas por los cuatro costados. Los acompañaban un equipo de bomberos del GES Val Miñor y una patrulla de la Policía Nacional, que se quedaron en el camino al ver que el fuego atravesaba el acceso a la zona cero.

Ellos no lo dudaron ni un segundo. Se subieron en la máquina que portaba 3.500 litros de agua y circularon a apenas 5 kilómetros por hora "porque no se veía nada". Pasaron junto a la furgoneta en llamas en que murieron Maximina y Angelina, enterradas el jueves, y siguieron hasta el centro de la parroquia. "Fue una temeridad, pero creíamos que podía morir gente y lo hicimos. Es cierto que nosotros también pudimos quedarnos en el camino, pero en aquel momento no lo pensamos. Mereció la pena arriesgarnos porque, al vernos llegar con un camión de agua, la gente se calmó un poco. Les transmitimos cierta seguridad, también a los policías, que habían entrado en pánico", explica Rubén Rial, sin entrar a valorar si las decisiones policiales fueron acertadas o no aquella tarde. "Para eso están las investigaciones judiciales", advierte. Su compañero de hazaña se expresa en similares términos. "Teníamos un camión con gua y podíamos hacer algo por la gente que estaba en peligro. El trayecto fue para vivirlo, pero no tuvimos miedo", asegura.

Confiaron uno en el otro. "Fernando es un gran conductor y mantuvo la sangre fría para llevar el camión muy despacio. Dimos bandazos y vimos la línea del arcén en medio de las ruedas. Al volver a observar el tramo nos dimos cuenta que pudimos habernos caído por varios barrancos, pero tuvimos suerte", señala el edil. El piloto jamás se había enfrentado a un incendio, pero "Rubén es un tipo que sabe lo que hace y tiene experiencia", afirma. Es cierto que la tiene, aunque asegura que en sus seis años como bombero, jamás "había vivido una situación tan límite". "Chandebrito era un auténtico polvorín",repite.

Homenaje en Balaídos

Se sienten orgullosos de haber tomado la decisión que los puso al borde de la muerte. Los vecinos les han demostrado su gratitud en persona y a través de las redes sociales. "La gente viene a darme las gracias y la verdad es que me emociona", afirma Fernando. Rubén será uno de los homenajeados en el descanso del partido que enfrentará mañana al Celta con el Atlético de Madrid en Balaídos. La comunidad de montes y la asociación de vecinos O Castro de Chandebrito lo han propuesto de forma unánime para representar a los que han arriesgado su vida para proteger la parroquia en el acto. Y allí estará.