Galicia se mira en el espejo de Irlanda para revertir la crisis demográfica que arrastra desde hace décadas y que año tras año se agrava con el envejecimiento de su población y un saldo vegetativo en números rojos. Una decena de expertos se dieron cita ayer en A Coruña para analizar el cambio demográfico en la comunidad, sus consecuencias y las medidas que deben tomarse para dar un vuelco a la pirámide poblacional. En la apertura del ciclo de conferencias "Galicia en la encrucijada" organizadas en la Fundación Barrié, el presidente de la entidad y de la Zona Noroeste de la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), José María Arias, apostó por la educación, un gran pacto social entre gobierno, sindicatos y patronal con el sector primario, el fomento de las condiciones para atraer empresas y el aprovechamiento de los fondos de la UE.

De seguir la tendencia actual, advirtió Arias, en 2050 Galicia tendrá un millón de habitantes menos. "Se quedará con menos habitantes que en 1900. Desgraciadamente, la demografía es una herramienta muy previsible y exacta", alerta el presidente de la Barrié. Los datos de los últimos 160 años hablan por sí solos. Galicia pasó de tener el 11% de los habitantes del país en 1857 a apenas el 6% en la actualidad, con una población cada vez más envejecida y una media de 1,07 hijos por mujer, además de un índice de dependencia del 52%. "Hay más dependientes que trabajadores activos", lamenta Arias, al tiempo que advierte de las consecuencias: "deseconomías de escala muy importantes" y un mayor proceso migratorio que "ya está desangrando" Galicia. Y es que la crisis demográfica tiene su impacto en la economía, tal y como enumeró el director de la Fundación Renacimiento Demográfico, Alejandro Macarrón: menor consumo, menor inversión, menos demanda, caída de precios, infraestructuras sobredimensionadas y mano de obra envejecida.

Para tratar de evitar el "efecto devastador", Arias puso en el punto de mira el modelo irlandés. Tras la gran hambruna, cuando Irlanda perdió la mitad de su población en cien años, logró revertir la situación. Y para ello, Arias propuso aplicar "las mejores experiencias" a nivel mundial con cuatro ejes que sirvieron a Irlanda para que su población creciese un 50% en solo 25 años, de los 3,5 millones de habitantes a 4,7. El primero, educación, acompañada por un gran pacto social. Y a la inversión extranjera y la creación de empresas, añade la "gestión muy inteligente" de los fondos de cohesión europea y de desarrollo europeo.

En su intervención, el economista Antón Costas dio una visión más optimista del envejecimiento demográfico. Tras tachar de "despilfarro" jubilar a personas productivas al alcanzar los 65 años, abogó por ver las oportunidades que genera el sector de los mayores activos, tanto laborales como de consumo. El economista y politógo Manuel Blanco apostó por una estrategia integral y multiactiva para solucionar el problema demográfico, ya que la importación de modelos de incentivos a la natalidad de países como Alemania no sería viable.