Galicia comenzó ayer a evaluar los daños de la desoladora ola de incendios que atravesó la comunidad en los últimos días, mientras los servicios de extinción trataban aún de sofocar los últimos fuegos -un total de 43-, que anoche aún resistían en 19 municipios ourensanos, 12 pontevedreses y 5 de Lugo. Según el último balance facilitado por la Consellería de Medio Rural, 16 de ellos continuaban activos a última hora de la tarde, ocho estabilizados y 19 controlados.

De los 23 fuegos que ardían en Ourense todavía seguían sin ser controlados diez: los de A Gudiña, Paderne de Allariz, Baños de Molgas, Lobios, Melón, Maceda, Esgos, Montederramo y Xunqueira de Espadanedo. Otros tres consiguieron estabilizarse en San Xoán de Río, Parada de Sil y Chandrexa de Queixa y los servicios de extinción consiguieron controlar la decena restante.

Otros cuatro incendios permanecían activos en las localidades pontevedresas de Ponteareas, Nigrán, Salvaterra de Miño y Fornelos de Montes, y otros dos en Cervantes (Lugo), en pleno corazón de Os Ancares, donde el fuego consumió zonas de alto valor ecológico y natural.

Desde la Consellería de Medio Rural se resisten a ofrecer cifras de las hectáreas devastadas, indicando que de momento "la prioridad es la extinción". Sin embargo, los alcaldes y los operarios sí empiezan a ofrecer estremecedoras estimaciones.

En la localidad orensana de Carballeda de Avia, donde los bomberos vigilaban ayer que no volviesen a brotar llamas, el fuego se cebó con el 70% de su superficie y afectó a la práctica totalidad de sus núcleos poblacionales.

Desde el GES de Muíños, también en Ourense, aseguraban, después de 48 horas de trabajo sin descanso, que entre ese concello y el vecino Lobios han podido arder más de 4.000 hectáreas, reduciendo de manera muy considerable la superficie salvada del Parque Natural Baixa Limia Serra do Xurés. Según sus cálculos, no pasaría de las ocho hectáreas la superficie que no se vio afectada por el fuego.

En el incendio de Piñor de Cea, también según datos de un bombero forestal del distrito XI, podrían haber ardido hasta 2.230 hectáreas y el alcalde de Viana do Bolo, Secundino Fernández, cifraba en 1.000 las que han sido pasto de las llamas en su municipio.

La estampa de la devastación también resulta desoladora en la localidad pontevedresa de As Neves, limítrofe con Portugal, país del que procedieron los fuegos que, tras cruzar un río Miño de caudal paupérrimo, quemaron desde el mediodía del domingo hasta el 90% del terreno forestal del municipio, según los cálculos de las autoridades locales. Aquí la destrucción de los núcleos habitados alcanza cotas inusitadas, con una veintena de viviendas consumidas por las llamas y una multitud de graneros, almacenes o vehículos agrícolas también inutilizados.

Por otro lado, un estudio encargado a raíz de la ola de incendios de 2006, que arrasó 80.000 hectáreas, revela que el 94% de los autores de fuegos en Galicia actúa en solitario y "sin cómplices". En el análisis de las causas, el estudio estima que en un 68,8% son intencionados, en un 25,4% imprudentes y en un 5,8% de causa indeterminada.