Poco más de veinticuatro horas después de verse obligadas a abandonar su hogar, todavía no acaban de creerse lo sucedido. "Nuestra vivienda está completamente destrozada, tuvimos que irnos con lo puesto", relataban ayer Noemí Fialho y su madre, María Victoria Figueroa, dos vecinas de Chandebrito que perdieron su vivienda del barrio de Pracíns y que han sido realojadas temporalmente por parte del Concello de Nigrán en un bajo acondicionado en la parroquia de San Pedro de A Ramallosa, cedido de forma solidaria por sus propietarios. El fuego devoró su casa y también la de otra familia en Camos, en el Camiño do Chouzo, aunque sus ocupantes se han marchado sin solicitar ayuda por el momento.

Eran las siete de la tarde del domingo cuando la Guardia Civil las instaba a abandonar su casa con urgencia. "Estaba totalmente rodeada por las llamas, no había escapatoria y nos dijeron que nos marcháramos sin perder tiempo. Cogí a mi madre y al perro y nos fuimos en el coche, hasta la documentación quedó atrás", relataba ayer Noemí.

Una tragedia tras un cáncer

El alcalde, Juan González, se puso en contacto con ellas y les ofreció la posibilidad de quedarse en su nuevo alojamiento, en el lugar de O Viso, y allí se quedaron, a la espera de obtener alguna ayuda para reparar su casa. Precisamente ayer por la mañana regresaron a su vivienda y comprobaron desoladas las consecuencias del incendio. "Por fuera no parece que esté muy afectada, pero al abrir la puerta estaba todo negro y reventado", comentaba la joven, que se enfrenta a una doble tragedia. Acaba de superar un cáncer y prevé reincorporarse al trabajo esta misma semana. "Este es un año para olvidar, desde luego", añade.

Sin agua

Su parroquia es la zona cero de la oleada de incendios en Nigrán. Allí perdieron la vida dos vecinas y allí se ha quemado una planta de otra vivienda, un autobús, un turismo, varios galpones y cuadras y la cantina del centro cultural, además de la caseta de información turística ubicada en el recinto de fiestas. Las labores de extinción, ejecutadas por bomberos del GES, efectivos policiales y vecinos han acabado con las reservas de agua de la parroquia. El Concello tuvo que llevar una cisterna ayer para llenar los depósitos de las traídas vecinales.