Todavía pendiente la valoración total de los daños, el Concello de Gondomar cuantificaba ayer varias casas dañadas y cinco vehículos -un autobús, dos turismos y dos motocicletas- en las parroquias de Vincios y Morgadáns, donde el fuego se volvió más voraz con el paso de las horas desde la madrugada del domingo. Solo una familia del barrio de A Fraga tuvo que ser realojada a la espera de reparar los daños en su casa, según explicaba ayer el alcalde, Francisco Ferreira, que aprovechó la visita de la presidenta de la Diputación, Carmela Silva, para reclamar una línea de ayudas tanto al organismo provincial como a la Xunta para que los afectados pueden hacer frente a los desperfectos.

Ferreira lamentaba la ausencia de medios desplegados en el municipio por parte del Ejecutivo gallego, una circunstancia que hacía crecer la indignación ayer entre los vecinos de las dos parroquias más afectadas. "Fue un auténtico infierno y tuvimos que atajarlo sin casi ayuda", comentaban ayer varios residentes en los barrios más devastados de Vincios.

Los momentos críticos arrancaron a las 2.30 de la madrugada del domingo en el barrio de Vilas, en Morgadáns. Hasta allí se desplazaron efectivos de la Policía Local, de la Guardia Civil y bomberos de Porriño y Val Miñor. Sobre las 8.00 de la mañana, el fuego parecía controlado allí, pero prendía también en el otro extremo del municipio, en la zona de A Fraga y en el Monte Galiñeiro, en Vincios,donde permaneció activo hasta que las lluvias se intensificaron en la tarde de ayer.

A partir de aí se propagó "a todas partes", señalaban los afectados. Ya por la tarde, el operativo pidió a los vecinos que abandonaran sus casas y se habilitó el pabellón de deportes municipal, donde fue llegando la ayuda solidaria de numerosos gondomareses que donaron alimentos y ropa para ayudar a los afectados. Finalmente, no fue necesario alojar allí a nadie. La única familia que tuvo que abandonar su casa, pasó la noche en el hotel Cristaleiro, que se ofreció, al igual que la residencia de la tercera edad de Vilaza, a colaborar en la situación.

Las llamas causaron quemaduras a varios de los voluntarios que ayudaron a proteger las viviendas de las llamas, entre ellos un guardia civil. Las ambulancias también trasladaron a Vigo a numerosos gondomareses por inhalación de humo y por crisis de ansiedad, tras quedar atrapados en el barrio de Piñeiro.

Aunque los vecinos y los efectivos desplegados lograron salvar los animales del picadero de Vincios y de dos granjas de vacas y ovejas de Morgadáns, fueron varios los animales domésticos que murieron abrasados por el fuego.