Antes de cobrarse dos víctimas mortales en Nigrán, el incendio, que comenzó de madrugada en la parroquia gondomareña de Morgadáns y se extendió además por Vincios hasta llegar a las parroquias viguesas de Valadares y Beade, dejó un rastro de decenas de personas desalojadas y varios hospitalizados por problemas de insuficiencia respiratoria y desmayos, confirmó el alcalde de Gondomar, Francisco Ferreira.

"¿Las brigadas? Las brigadas son estas, el pueblo", replica un vecino, que viene de sofocar con una azada llamas a cinco metros de una casa, cuando se le pregunta si han recibido ayuda del dispositivo antiincendios. La escena ocurrió al mediodía en A Fraga, en Vincios, cuando ya se había iniciado el desalojo de las casas. Algunos habitantes echaban mano de mangueras y cubos, otros no podían contener las lágrimas y varias personas mayores eran apremiadas a subirse a los coches y abandonar el lugar con rapidez.

Imágenes similares se repetirían a lo largo de todo el domingo en las distintas zonas residenciales atacadas por el voraz incendio. De hecho, el alcalde de Nigrán, Juan González, lamentó la falta de ayuda de los medios de la Xunta, aunque se mostró comprensivo ante el escenario límite que afronta la provincia. Eso sí, transmitió que la situación, a última hora de la noche, era muy complicada en la parroquia de Camos, con los vecinos tratando de defender sus propiedades.

El fuego se originó en la zona de Vilas, y, por el camino dejó cientos de casas desalojadas, la autopista AG-57 y otras carreteras comarcales cortadas, el polígono industrial de A Pasaxe cercado por el fuego y las laderas del emblemático monte Galiñeiro asoladas.

"Estamos rodeados", exclamaba una señora mientras observaba al menos tres puntos de fuego distintos acercándose a su casa. La contigüidad de numerosos y dispersos núcleos de población con las masas arbóreas hizo que el dispositivo se viese superado y, en muchos casos, fuesen los propios vecinos, con mangueras, cubos y ramas, los que, durante horas, hiciesen frente en solitario a las llamas.

Pero la virulencia de las rachas de viento reavivaba constantemente las llamas. En el lugar de Sobreira, un grupo de señoras hacía guardia frente a una parcela aún humeante. Una de ellas tenía en una de las casas próximas a su madre inválida. "¡Aquí no vino nadie, nadie a ayudar!", exclamaba otra de las vecinas, que había conseguido detener las llamas a un par de metros de su vivienda.

Las fuerzas policiales hicieron una llamamiento a que todos los vecinos de Vincios, unos 2.000, abandonasen sus casas. El concello de Gondomar habilitó el pabellón para reubicar a la gente, y el hotel Cristaleiro también puso a disposición habitaciones gratis, pero el alcalde explicó que los afectados optaron por realojarse en casas de vecinos y amigos.

De igual modo, en la zona de Sobreira, ya en Valadares, algunas viviendas tuvieron que ser desalojadas. Al menos dos vecinas de la parroquia viguesa, una de ellas nonagenaria, tuvieron que recibir atención médica por la inhalación de humo. También un centro de mayores de Beade fue parcial y momentáneamente evacuado ante la cercanía de las llamas, pero a última hora de la tarde la situación había vuelto a la normalidad.

Avanzada la jornada, las llamas también alcanzaron el concello de Nigrán, en las parroquias de Chandebrito, Camos y Paradas. Los vecinos de esas dos parroquias y de Parada fueron desalojados. Para ellos se habilitó el pabellón municipal de Panxón, al que los habitantes de la zona se acercaron para ofrecer mantas y agua.