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Economía sacará a concurso decenas de minas en un año para evitar su abandono

-Afectará a las explotaciones cuya licencia caducase antes de que entre en vigor la nueva ley -El Ejecutivo blinda la garantía económica empresarial para rehabilitar terrenos afectados

Antigua mina de oro de Boutallón, situada en el concello ourensano de Ribas de Sil. // Jesús Regal

Hace dos años, el proyecto de una empresa estadounidense para extraer oro de la mina coruñesa de Corcoesto quedó enterrado definitivamente, después de que la Xunta diese por caducados sus derechos de explotación. Fracasó porque el Ejecutivo entendía que las garantías aportadas por Edgewater eran insuficientes sobre una actividad que había generado gran polémica por su impacto medioambiental. Sin embargo, la posibilidad de que las excavadoras de otras compañías regresen a ese terreno existe, pues Galicia convocará antes de que finalice el año próximo un concurso para poder obtener alguno de los derechos mineros que estén caducados, lo que afectará a decenas de explotaciones de la comunidad.

La dirección xeral de Minas, dependiente de la Consellería de Economía, lleva años tratando de que el sector minero, que consideraba "durmiente" en 2010, despierte de su letargo, pero apenas ha conseguido que abra un solo ojo. Para incentivar esa tarea, prevé agitar el panorama de derechos mineros y dar opción a quien quiera de lanzarse a buscar minerales de valor como oro, wolframio o cobre en yacimiento cuyos permisos hayan caducado.

Este punto consta en la Lei de fomento da implantación de iniciativas empresariais de Galicia, impulsada por la Xunta pero tramitada por el PP en el Parlamento por vía urgente, estrategia para lograr su aprobación previsiblemente en octubre. De esa forma, las medidas que incorpora, relativas al sector eólico o las ayudas a la venta de suelo empresarial, podrían contar con dotación en los presupuestos de 2018.

La disposición transitoria segunda de esa norma establece que "el órgano minero competente dispondrá del plazo de un año, a partir de la entrada en vigor de esta ley, para convocar los correspondientes concursos de los derechos mineros caducados con anterioridad a la entrada en vigor de la misma".

Ese precepto, sin embargo, no afectará a los yacimientos que ya hayan sido objeto de un concurso; en esos casos, los terrenos quedan exentos del regreso de las palas.

Esa es la situación que afecta a alrededor de 450 minas a las que la Xunta canceló los permisos en vigor por falta de actividad y ofreció al mejor postor. Ese proceso comenzó en 2011, pero Economía solo logró reactivar tres minas de las casi 500 sacadas a concurso, si bien 48 se encuentran en la fase de estudios previos en que las firmas interesadas realizan prospecciones para calcular si el proyecto les resultaría rentable.

La citada ley incorpora otras novedades en el campo minero, negocio que le reporta a la Xunta unos ingresos anuales de 1,15 millones de euros por el canon autonómico. Una de las más llamativas afecta a las garantías financieras que el titular de un derecho minero debe aportar, que es del 4% del presupuesto de financiación o del 20% en caso de un permiso de explotación. Las cantidades se fijan en función de las características del proyecto, pero el Ejecutivo blinda el acceso a unos fondos que, en parte, deben usarse para rehabilitar los terrenos afectados por la actividad.

La ley actual, de 2008, permite la opción de presentar el depósito en metálico, en títulos de emisión pública o mediante el aval de alguna entidad financiera, pero esta última opción puede dilatar los plazos para acceder a esos fondos. El nuevo texto elimina esas posibilidades y solo establece que "la garantía financiera o equivalente se constituirá de forma que se asegure la existencia de fondos fácilmente disponibles en cualquier momento por parte de la autoridad competente para la rehabilitación de los terrenos afectados".

En el caso de los derechos mineros que caduquen una vez entre en vigor la nueva normativa, se fijará un plazo de un mes para interesarse por ellos. Pasado ese plazo sin que existan solicitudes, la Xunta declarará el terreno como registrable.

El "resurgir" del wolframio en Galicia

  • Después de convertir Galicia en un enclave estratégico durante la Segunda Guerra Mundial y vivir el esplendor a mediados de siglo, la decadencia afectó a la extracción del wolframio o tungsteno, cuya dureza y maleabilidad lo convirtieron en una pieza clave en la fabricación de armamento. Tras cuatro años de parón en Galicia, este mineral recuperó protagonismo el año pasado a través de tres minas, que obtienen también estaño, en los concellos coruñeses de Santa Comba y Lousame y en el ourensano de A Gudiña. En el primer caso, las minas de Varilongo están explotadas por un grupo extranjero y las otras, por una filial de Sacyr. Sus aplicaciones ya no están vinculadas a las armas, sino a la fabricación de componentes de teléfonos móviles y maquinaria industrial. Además, los recientes concursos de Economía para recuperar la actividad en yacimientos en desuso permitirán obtener wolframio y estaño en A Gudiña mediante dos concesiones y serpentina en otra en San Sadurniño. Por otra parte, en el yacimiento de Sacyr en Lousame -las minas de San Fins-, la Xunta trata de averiguar "a quién corresponde la titularidad" de las presas anexas a la explotación, de tamaño pequeño y, por ello, exentas de la aplicación de la normativa sobre estos embalses y en las que "no se puede inferir que haya riesgo alto de ruptura". La filial de Sacyr que trabaja en la obra niega que ser la propietaria y, de momento, Augas de Galicia no encuentra a su dueño, según reconoce en una respuesta parlamentaria.

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