¿Qué es ser sedentario? Pues una mínima o nula actividad o movimiento físico y, por tanto, un gasto energético muy bajo. Pregunta y respuestas resultan claves para determinar si la vida que un ciudadano lleva se ajusta o no al riesgo de carecer de la suficiente actividad física. La Consellería de Sanidade establece el mínimo saludable en al menos treinta minutos diarios de ejercicio moderado, al margen de la rutina habitual. Es decir, debe sudarse en horario de ocio y no computan las horas laborales en caso de tener un puesto sin apenas movimiento físico. Y frente a la pereza, el cansancio o el miedo a las lesiones, advierte: "los beneficios de la actividad física [...] superan los posibles riesgos".
No solo sudar
El programa Xente con Vida establece una serie de recomendaciones, sin embargo, que van más allá de sudar durante un período de tiempo concreto y que, lógicamente, deben ser adaptados a las condiciones de cada ciudadano. Como mínimo, propone un ejercicio moderado de entre 30 y 60 minutos al menos cinco días a la semana o bien de entre 20 y 60 durante tres, pero de intensidad "vigorosa-fuerte". Para fijar un baremo, recuerda que en esta última categoría resulta "difícil" hablar mientras se practica algún tipo de deporte.
Pero no se queda ahí, pues también propone de dos a tres días de fortalecimiento muscular, ejercicios de flexibilidad y prácticas para mejorar el equilibrio o la coordinación.
Un paseo cada media hora
Uno de los puntos clave para desperezarse pasa por el cambio de rutinas y sustituir vicios por hábitos activos. En lugar de abusar del viaje en coche, dejarlo para los desplazamientos "estrictamente necesarios" y optar por ir a pie o en bicicleta, así como limitar el tiempo dedicado a videojuegos, televisión o internet. De hecho, Sanidade aboga por "reducir los periodos sedentarios prolongados de más de dos horas seguidas, realizando descansos activos, cada media hora si fuese posible, dando un leve paseo, realizando estiramientos, etc".
Además, el Sergas sostenía en 2013, a partir de un estudio del año 2011, que la inactividad afecta mucho más a las mujeres que a los hombres, por lo que señala a las primeras y al colectivo de trabajadores como los principales destinatarios de las campañas públicas de fomento del ejercicio. La prevalencia entre los hombres del sedentarismo alcanzaba el 40% mientras que en las mujeres era del 53,5%. En el caso de los empleados, era del 53,9% frente al 39,% de estudiantes, pensionistas o dedicados a labores de hogar.
