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Medio centenar de menores gallegos, condenados por maltratar a sus padres

Uno de cada ocho chavales que empezaron a cumplir condena fueron acusados de violencia doméstica - La delincuencia juvenil se reduce

Un total de 392 menores gallegos empezaron el pasado año a cumplir su condena en castigo por la comisión de algún delito. Y, aunque lo más común son los robos y las lesiones, una cifra importante -uno de cada ocho jóvenes castigados por la justicia en 2016- fue acusado de "violencia doméstica física o psíquica habitual". Suman medio centenar de casos, lo que significa que cada semana un menor gallego es condenado por maltratar de forma reiterada sobre todo a sus padres, aunque también puede extenderse a otros miembros de la familia como hermanos o abuelos.

Según se desprende de la Memoria de la Consellería de Política Social sobre la ejecución de medidas judiciales de la conocida como Ley del Menor, los niños y adolescentes que cometen delitos en Galicia son cada vez menos. Desde 2012 cayeron a la mitad los jóvenes de menos de 18 años que tuvieron que entrar en un centro de internamiento o someterse a alguna medida correctiva como libertad vigilada, prestaciones en beneficio de la comunidad o tareas socioeducativas.

El descenso también se nota en el último año. De 585 menores a los que se les aplicó castigo en 2015, se pasó a solo 392 en 2016. Lo llamativo es que pese a esta bajada generalizada, los jóvenes de menos de 18 años acusados de violencia doméstica habitual prácticamente se mantienen en el medio centenar. De hecho, los expertos advierten de un aumento de la agresividad de los hijos contra los padres.

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En el desglose de delitos, el informe diferencia entre los menores acusados de violencia doméstica conforme al artículo 153.2 del Código Penal, que son 48, y la violencia física o psíquica ejercida en el ámbito doméstico que plasma el artículo 173.2 y de la que han sido acusados 49 jóvenes. La diferencia es que en el primer caso puede tratarse de una agresión aislada, mientras que en el segundo caso son malos tratos habituales y reiterados. En todo caso, un menor puede ser acusado de uno o más delitos, de manera que los 49 condenados por maltratar con frecuencia a sus padres pueden haber sido también castigados por otras conductas.

Así hay 75 jóvenes de menos de 18 años que fueron condenados por robos con violencia o intimidación, otros 70 cometieron hurtos, una cifra similar a la de quienes provocaron lesiones.

El cuarto delito más habitual entre los chavales es el robo con fuerza (54) y después ya están los casos de malos tratos. Además del medio centenar acusado de violencia doméstica, hay 5 acusados por maltratar a su pareja.

Entre los delitos más graves, solo se registró un menor acusado de homicidio y otro de asesinato y dos chavales empezaron a cumplir condena por agresión sexual.

Cada menor puede ser castigado con una o más medidas correctivas. Así, a los 392 menores a los que se empezó a aplicar la condena en 2016 se le impusieron un total de 750 medidas. Los jueces evitan imponer las penas más duras como el internamiento en centros, salvo en los casos más graves, y optan más por iniciativas reeducativas. Así, solo 135 menores fueron recluidos en centros. Y de ellos solo 19 en régimen cerrado. El resto puede salir a realizar actividades formativas o a estudiar fuera.

Y entre las medidas que no implican internamiento, la más habitual es la libertad vigilada, seguida de las tareas socieducativas y la prestación de servicios comunitarios.

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