El PP aprobó en solitario esta mañana el techo de gasto de Galicia para el año que viene, fijado en 9.487 millones de euros, 261 más que el presupuesto final para el presente curso tras su crecimiento hace un mes gracias a los recursos adicionales de las liquidaciones estatales. "Llevamos cuatro años en que la presentación del techo de gasto es mejor que la del año anterior. Eso no nos hace olvidar que queda mucho por hacer para que la mayoría de los gallegos se beneficie de la recuperación", expuso el conselleiro de Facenda, Valeriano Martínez.

El pleno extraordinario del Parlamento supuso así el inicio de las vacaciones de los diputados y el inicio de los meses en que se elaborarán los presupuestos para el año que viene. Las discrepancias entre el Gobierno y la oposición quedan de manifiesto de nuevo. En Marea, PSdeG y BNG censuraron que el tope de desembolso público en 2018 crezca un 2,9% mientras la economía gallega cerrará este año con un 3,1%.

Martínez, además, vaticinó que cuando finalice la actual legislatura en 2020 la Xunta recuperará un presupuesto que rondará la franja de los 10.000 millones, tras caer por debajo de los 9.000 durante la crisis debido a los recortes para embridar el déficit público.

La previsión económica de la Xunta también incluye una previsión de desempleo del 14%, lo que supone 1,6 puntos menos que la aplicada a este año, y un déficit público del 0,3%, una décima menos del tope permitido por el Gobierno central.

La oposición atacó unas previsiones "poco ambiciosas" de la Xunta. El portavoz de En Marea, Luís Villares, vinculó el techo de gasto a la "arquitectura de la austeridad" que resumió en una imagen. "Entre pagar los fármacos y a [Angela] Merkel, ustedes escogen pagarle a Merkel y no ponen el dinero al servicio de la gente", censuró antes de esgrimir una apreciación del Banco de España acerca de que el crecimiento económico es atribuible en un 70% a la política monetaria de la UE y al bajo precio del petróleo.

Como alternativa propuso fijar un suelo de gasto para satisfacer las necesidades de la población gallega, modelo que criticó más tarde el popular Pedro Puy. "Si fijamos necesidades ilimitadas no va a encontrar recursos en el mundo mundial", espetó.

Franco y Venezuela

De hecho, Villares y Puy protagonizaron los momentos más tensos. El primero, cuando criticó que la Fundación "Adolfo Hitler" gestione las visitas del Pazo de Meirás. "Perdón, quería decir Francisco Franco, que es mucho más elegante y democrático que Adolfo Hitler", tiró de retranca antes de criticar al PP por no evitar esa situación. El segundo, cuando cuestionó el apoyo de miembros de En Marea al Gobierno de Venezuela, al que acusó de practicar una "represión" sobre la oposición.

Por su parte, el socialista Xoaquín Fernández Leiceaga mostró su apoyo a la necesidad de equilibrar gastos e ingresos públicos, pero reclamó una nueva fiscalidad más progresiva y cargó contra un techo de gasto "insuficiente" y que crece menos que la economía gallega.

Finalmente, la portavoz del BNG, Ana Pontón, tachó de "auténtico disparate" el documento sobre el techo de gasto que señaló como ejemplo de "economía neoliberal" y en el que se certifica la falta de autonomía económica de la comunidad.

Además, aprovechó para criticar la postura del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, en la visita del ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, que volvió a justificar el veto a transferir la AP-9 a Galicia, como reclamó unánimemente la Cámara gallega. "Fue un espectáculo bochornoso", espetó. El BNG reclamará de nuevo la comparecencia del primero.