Han pasado dos años desde que se cerró el calendario de aplicación progresiva de la ley de dependencia con la incorporación de los dependientes de grado I al derecho a la atención. Durante ese período, las comunidades tuvieron que hacer un "esfuerzo" para asumir el incremento de la lista de espera que se les vino encima, como explican desde la Asociación Estatal de Directores y Gerentes en Servicios Sociales, quienes señalan que gracias a eso ha subido la cifra de atendidos en el conjunto estatal, un 21%, y en todas las autonomías, como Galicia, donde creció un 25,9% según sus datos. La cuestión, sin embargo, es cómo.

Y es que según el informe del Observatorio Estatal para la Dependencia relativo al primer semestre de este año, y relativo a todo el país, "los crecimientos que se han dado" tienen "mucho que ver con las atenciones que podríamos denominar de bajo coste", entre las que citan la prevención y promoción de la autonomía (en muchos casos) o la teleasistencia (con un coste medio de 25 euros al mes), con un importe que es menos oneroso, alegan, que los servicios "personales o residenciales".

En el caso de Galicia, y si se analizan los datos correspondientes al último año, se evidencia que el número de beneficiarios de la ley que recibe algún tipo de prestación ha recibido un empujón, ya que entre el 30 de junio de 2016 y el 30 de junio de este año se registran 5.133 (un 11,7%) personas más, pero también que los incrementos más importantes en el número de prestaciones (que rozan las 55.500, un 14% más) se han registrado en esas que los directores sociales tachan de "low cost".

Entre las prestaciones que más crecieron en Galicia en el último año están la prestación de prevención, dependencia y promoción de la atención personal (talleres, programas preventivos y de rehabilitación) y la teleasistencia. En ambas, el número de ayudas concedidas se ha elevado en un 37 por ciento con respecto a un año atrás, al pasar las primeras de 2.606 a 3.572 y las segundas de 2.106 a 2.905. El resto de los apoyos no se incrementaron en la misma medida. De hecho, uno de ellos, las residencias, han perdido beneficiarios, un 1,4%, al reducirse desde las 7.689 a las 7.579, según los datos que figuran en el portal de Dependencia del Gobierno.

El capítulo que más beneficiarios registra es el de ayuda a domicilio, que también ha registrado un incremento elevado -un 22%- en el último año, hasta las 16.722. En menor medida han crecido las prestaciones económicas vinculadas al servicio, un 12%, hasta las 4.970, y la concesión de ayudas para plazas en centros de día o noche, que suben un 10% y llegan a las 6.929. Por debajo del 10% -en concreto un 9% más- se quedan las prestaciones económicas por cuidados familiares, que alcanzan las 12.732.

Estas ayudas cada vez pierden más peso. En el último lustro la Xunta las ha relegado y el resultado es un 14% menos de prestaciones de este tipo. También ha influido que los cuidadores en el entorno familiar ya no disponen de ninguna ayuda estatal para financiar las cuotas que les permiten estar dados de alta en la Seguridad Social. En Galicia apenas mil gallegos dedicados a cuidar de sus familiares está afiliado (940), el 7%.

Por otro lado, otro factor que incide en las prestaciones es el grado de dependencia. Los beneficiarios con derecho a la prestación crecieron un 1,8% en el último año, hasta los 66.641, pero no a costa de los grandes dependientes (grado III), que se redujeron (un 0,26%), sino con los de grado II (un 1,6% más) y, sobre todo, de grado I (6,2%), los últimos en llegar a la ley. Y a un grado I puede bastarle con talleres o teleasistencia. En todo caso, para la Asociación Estatal de Directores y Gerentes en Servicios Sociales, "120.000 grandes dependientes en España continúan sin ser atendidos, mientras se maquillan las cifras del Sistema incorporando dependientes moderados con servicios low cost. Se corre el peligro de crecer con atenciones mediocres que no suponen auténtico apoyo a las personas y que no son fuente de empleo".