El relevo de 30.000 empleados públicos en los próximos diez años es una ocasión que los gobernantes no deben desaprovechar para avanzar hacia "una Administración del siglo XXI", apuntan los expertos en Función Pública. Proponen aprovechar la coyuntura para mudar el modelo de selección de los trabajadores públicos y "modernizar" la administración, eliminando burocracia.

Concepción Campos Acuña, secretaria de administración local y codirectora de Red Localis, propone cambiar el acceso a la Función Pública, pues las oposiciones ahora las aprueba quien es capaz de "chaparse" miles de folios, pero necesariamente no tiene por qué ser el mejor candidato para el puesto.

"Hay que valorar otras habilidades, por ejemplo su capacidad de atención al público", comenta y sugiere "la realización de pruebas prácticas en las oposiciones". También defiende la evaluación periódica de su trabajo, con "penalizacines retributivas" si no realizan su labor e incentivos para los mejores. "No puede haber pluses, como los hay, que pagan por ir a trabajar, porque eso ya va implícito en el sueldo", explica Campos Acuña.

Xavier Ferreira, profesor de Derecho Público de la Universidad de Santiago, coincide en la conveniencia de reformar el modelo de selección del empleado público.

Plantea que en las oposiciones haya una fase de entrevista para valorar "otras habilidades" del futuro trabajador, y no solo los conocimientos de la materia de la que se examina.

Campos Acuña y Ferreira también convienen que hay que "repensar" la Administración. Urge "reponer efectivos" por las jubilaciones que están por venir, pero también por el recorte de plantilla a que obligó la crisis, sostienen, pero además hay que caminar hacia "la Administración del siglo XXI" y el trecho que queda por caminar es muy largo.

"Hay que eliminar trámites burocráticos incansables y caóticos. No puede ser que para montar una empresa o construir una vivienda tengas que pedir 20 licencias", se queja Ferreira. "Ya no se necesitan bedeles que trasladen papeles, porque cada vez hay menos papeles, pero sí se requieren analistas y programadores", apunta Campos Acuña, que también denosta que al ciudadano del siglo XXI se le ofrece "una Administración del siglo pasado".