En Marea sale de su plenario con dos bandos claramente en liza y sin un milímetro de acercamiento entre la dirección y los críticos, que abandonaron la cita apelando a la cúpula a la "autocrítica" y alertando de la "creciente desmovilización" -solo acudieron 486 inscritos frente a los 1.000 que asistieron en Vigo a la constitución de esta organización rupturista-. Luís Villares salvó su liderazgo, pero con solo 32 votos de diferencia respecto a sus rivales que reclamaban que compartiese su portavocía en un sistema rotatorio junto a otras dos personas. El exmagistrado mantiene su liderazgo único y no se introducen cambios en su coordinadora, pero sale más debilitado después de que Xosé Manuel Beiras,que fue su principal valedor, votase del lado de los críticos contra las tesis políticas del sector oficial, pese a las continuas llamadas al consenso lanzadas por Villares.

"Tomamos nota con humildad del debate", aseguró el portavoz de En Marea en su intervención final ante el plenario. En todo caso, negó que hubiese "una fractura de calado" y recalcó que "no hay perdedores ni ganadores". "Ganó la democracia interna, el derecho a la palabra y el derecho a la expresión", reiteró.

Desde la coordinadora que encabeza Villares se hicieron durante el plenario continuas llamadas al consenso,que se encontraron con el rechazo frontal del sector crítico -del que forman parte Anova, la Marea Atlántica y otras mareas municipalistas-. Este grupo rebelde, que acudió a la asamblea bajo las siglas "Recuperar En Marea", mantuvo hasta el final sus enmiendas a la totalidad para que fueran votadas por los inscritos. Perdieron todas las votaciones pero con un escaso margen de entre 30 y 60 votos, que puso en evidencia la fractura del partido instrumental.

"Hubo una división prácticamente a la mitad", subrayó Rafa Dopico, uno de los miembros del sector crítico, que además advirtió que si Villares se alzó en agosto pasado como candidato a la Xunta con el apoyo de 8.000 personas, "hoy quedan 240".

De los 2.400 inscritos para participar en el plenario de ayer, solo acudieron 486 y hubo notables ausencias, entre ellas dos de los tres alcaldes de las Mareas: el regidor compostelano Martiño Noriega y el de A Coruña, Xulio Ferreiro. Podemos y EU también se desmarcaron.

Por la mañana se votó el documento político, que traza las líneas generales de definición de En Marea y sus horizontes de futuro. Los críticos, con el aval de Beiras, reclamaron "mayor radicalidad democrática". La coordinadora de la formación rupturista ofreció al sector rebelde fusionar sus tesis. "No nos obliguéis a escoger", rogó Villares. Pero Antón Dobao, que habló en nombre de Recuperar en Marea fue tajante: "los documentos son incompatibles porque nos oponemos a una deriva hacia un partido clásico". Y, por solo 38 votos, los críticos perdieron la votación.

Pero el debate más tenso fue la discusión sobre el reglamento de la coordinadora. El sector díscolo proponía eliminar la portavocía única de Villares, que accedió a este cargo el pasado 2 de abril tras aliarse con los grupos minoritarios de En Marea y apartarse de sus entonces socios: Marea Atlántica y Anova.

Villares conformó entonces una coordinadora sin presencia de las fuerzas que hasta entonces eran referente de En Marea y que ahora aglutinan la corriente crítica.

Rafa Dopico llegó a tildar de "traición" la constitución de la coordinadora en una de sus intervenciones en el plenario.

"Esto no es una portavocía, es un secretario general y esto ya no es una coordinadora es una ejecutiva. Esto no es un partido instrumental, es un partido", censuró Mariano Fernández de Marea Atlántica, que además reclamó "una mayor distribución" del trabajo entre los miembros del Consello de las Mareas.

En el plenario rindieron cuentas de su trabajo los diputados en el Congreso y el grupo parlamentario gallego, que recibió críticas entre alguno de los presentes que les recriminó que les "falta trabajo en la calle".Villares precisamente en su discurso final apeló a la unidad pero también a "estar más en la calle".