Padres, alumnos y vecinos de las localidades de Porriño, Ribadavia, As Pontes y Outes rodearon ayer la Xunta y clamaron, a golpe de tambor y sonoras pitadas, contra la reordenación de centros educativos prevista por la Consellería de Educación. Una comitiva de más de 130 camiones de transporte de carbón, procedentes de la central térmica de As Pontes, apoyaron la protesta y colapsaron durante la mañana los accesos a Santiago. La manifestación estuvo también respaldada por los líderes de En Marea, PSdeG y el BNG. Pese al descontento, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, aclaró que "no se cierran aulas". "Lo que hacemos es intentar homogeneizar y que los que estudian Primaria, Secundaria o Infantil puedan estar en un mismo edificio", señaló.

Según denuncia la Plataforma Galega en Defensa do Ensino Público, la Consellería de Educación comunicó la pasada semana, poco antes de finalizar el curso, la supresión de las aulas de Secundaria en el Centro Público Integrado (CPI) da Ribeira en Porriño y en el CPI Tomás de Lemos de Ribadavia, además del cierre de colegios como el CEIP Emilio Navasqües en Cruceiro do Ro (Outes) y el CPI Monte Caxado de As Pontes y la desaparición de 10 puestos de trabajo en el IEs de Celanova. Desde el departamento que dirige Román Rodríguez, defiende que se trata de una reordenación en la que se trasladan a alumnos de ESO a institutos cercanos.

"Con más masa crítica podemos dar comedores escolares y plurilingüísmo", justificó Feijóo que señaló que el traslado será a cnetros que están a 200 o 650 metros en el mismo pueblo.

La comunidad educativa de los colegios afectados se concentró durante más de una hora ante la Consellería de Educación. De As Pontes llegaron varios autobuses, liderados por el presidente de la Diputación de A Coruña, el socialista Valentín González Formoso, y secundados por los camiones de la central térmica. Tras rodear San Caetano, el portavoz de la Plataforma Galega en Defensa do Ensino Público, Suso Bermello, leyó un manifiesto para criticar "la política de desgaste contra la enseñanza pública" que practica la Xunta.

Así, lamentó que Educación llevara a cabo el cierre de estos colegios con "oscurantismo y talante autoritario" y criticó que mientras se "vacían las aulas y los pupitres de la enseñanza pública, las subvenciones a la educación concertada crecen cada curso".

En representación de los padres habló Fernando Lacaci, de la federación de ANPAs de Compostela, quien advirtió a Educación que un colegio "no es un establecimiento económico".

La dimisión del conselleiro fue un clamor unánime por parte de los tres líderes de la oposición. "Esta legislatura se recordará como la del desmantelamiento del rural", expuso el portavoz de En Marea, Luís Villares, quien lamentó que "se tumben servicios públicos de espaldas a la comunidad educativa".

Desde el PSdeG, Xoaquín Fernández Leiceaga reclamó al conselleiro de Educación que acuda a la Cámara "a explicarse" o, de lo contrario, "no merece seguir siendo conselleiro". "Cerraron los centros con premeditación y alevosía", denunció.

"Es una puñalada por la espalda a la enseñanza pública", sostuvo la portavoz del BNG, Ana Pontón, quien arremetió contra la "inmoralidad" del plan de la consellería que está contando "milongas" sobre el cierre de centros al llamarlo reordenación.