En plena "dictadura" de la inmediatez tecnológica, la adaptación a la metamorfosis de la comunicación se ha vuelto una verdadera cuestión de supervivencia para una de sus vías más veteranas: el envío postal. Con un solo clic se puede reducir a segundos los días, o incluso semanas, que lo crucial o banal de una carta tardaba en relatar a su destinatario.

En la calle Espincelo de Pontevedra lo saben y se han empeñado en no quedarse atrás. Tanto, que la sucursal de Correos allí situada recibió el pasado miércoles el Premio Nacional a la Excelencia, uno de los galardones con los que, cada año, la tres veces centenaria empresa pública de servicio postal reconoce a sus empleados la calidad en la prestación de los servicios.

"Hay una especie de liga, con distintas categorías, en las que, en función del rendimiento, se sube o baja de puesto", explica el director de la premiada oficina Pontevedra, Roberto Pérez, en la que el pasado año "ni un solo usuario puso una queja".

Precisamente, la atención al público, junto con la calidad en la entrega y envío de productos y el bajo nivel de absentismo laboral han convertido a la oficina de Pérez, donde trabajan otras dos personas, en la que emplea sus recursos de forma más eficiente en toda España.

Una tarea en la que, según el entrevistado, la guía es la constante necesidad de reinvención. "Ahora los directores de oficina somos casi como agentes comerciales", señala. Para combatir la caída en el envío de cartas, aún resistentes a jubilarse pero con una presencia cada vez más menguante en los buzones de todo el país, Correos dedica todos sus esfuerzos a ganar clientela, ampliando su menú y modificando su lógicas de funcionamiento.

Las visitas a las oficinas postales son cada vez más de quienes quieren comprar lotería, pagar el recibo de la luz o el gas o recargar tarjetas de compra que de quienes pretenden mandar una postal. Además, y sobre todo, la intención del presidente de la empresa pública de convertirla en "el referente en el mercado de paquetería de España ha trasladado buena parte de la rutina de trabajo de los responsables de sus más de dos mil oficinas fuera del límite de su despachos.

"Hay que hacer llamadas, visitar empresas de potenciales clientes, dar tarjetas...", comenta Pérez, coincidente con la reorientación dada al servicio. "En el crecimiento de la venta online de productos está el futuro de Correos pues alguien tiene que encargarse de distribuirlos después", señala.

En ese sentido, Pérez, que considera imprescindible "cambiar el chip" para actualizar la oferta de productos a las nuevas demandas sociales. reconoce que, en su oficina, la meta va bien encaminada: "Amazon es una de las empresas con las que más trabajamos", apunta.

Aunque "cada día sale con una sonrisa" tras hacer un trabajo que le gusta, el pontevedrés, que se estrenó en la profesión pateándose como cartero las calles de Las Palmas en el año 2000, admite que el premio, con una cuantía que "aún desconoce" a repartir con sus compañeros Vicente y Concepción, supone un estímulo más. "No sé a otros, pero a nosotros nos gusta estar arriba".