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Orientación para elegir carrera

La brújula hacia la universidad

Expertos aconsejan elegir carrera por vocación y habilidades y no por la salida laboral que esta ofrezca dado que el mundo del trabajo varía muy rápido

La brújula hacia la universidad

En Galicia, tres de cada cuatro estudiantes que superan la selectividad entran en la carrera que desean. Lo difícil, sin embargo, es llegar a la conclusión que conduce a elegir sentarse en las aulas de una facultad y no en la de otra. A los nervios y dudas que suelen acompañar a la selectividad, la incertidumbre sobre la influencia que la nota obtenida ejercerá en la definición del futuro académico o los condicionantes que a este puede imponer la economía familiar, se suma una realidad laboral con un presente complejo y un futuro incierto. Ante la encrucijada, parece lógico que la brújula del estudiantado titubee: ¿hay que dejarse guiar por la vocación o lo esencial es buscar una titulación que garantice un empleo?"En este mundo tan cambiante, seguramente en unos años haya trabajos en los que hoy ni siquiera estamos pensando", responde Dolores González. Tanto la vicerrectora de Estudiantes de la Universidade de Vigo, como expertos en psicopedagogía, orientación laboral y recursos humanos consultados para escribir estas líneas, consideran poco recomendable guiar la decisión - fundamental o exclusivamente - por los dictados del mercado.

Por una parte, argumentan, porque a la vez que las profesiones de hoy se convierten a un ritmo vertiginoso en las de ayer sin que las de mañana hayan aún surgido, para asegurarse un horizonte de vida la formación académica, aunque imprescindible, ya no es suficiente. "Las empresas hoy buscan más actitud que aptitud", subraya Jose Oreiro, director en Galicia de la compañía de recursos humanos Adecco. "Aunque hay perfiles más requeridos, como los tecnológicos, competencias como la polivalencia, las habilidades comunicativas y de trabajo en equipo o la predisposición a tomar riesgos, son cada vez más demandadas en cualquier ámbito del mercado laboral", sostiene.

Un análisis que también comparte Dolores González, para quien, inmersos en una sociedad en la que el aprendizaje continuo es una exigencia insoslayable, "casi tan importante como los estudios", indica, se ha vuelto desarrollar destrezas como "la adaptación a nuevos entornos, tener curiosidad y ganas de aprender, poseer la capacidad de resolver problemas o dominar idiomas".

Además, si hace unas décadas la elección de la carrera se asumía como la decisión entre las decisiones, determinante y casi irreversible en el planteo del itinerario vital, la correspondencia entre lo que se estudia y de lo que al final se lograr percibir un salario, reconoce Jose Oreiro, es cada vez más pequeña. Lo esencial, apunta, "es encontrar los valores que te diferencien de los demás".

En ese sentido, a los 10.550 estudiantes gallegos que esta semana acaban de atravesar el peaje evaluador de la ABAU y que en escasos días deberán aclarar qué camino seguirán para su entrada en los campus, tanto Oreiro como, González, que considera que "estudiar aquello que gusta facilita que se vaya a ser bueno después", coinciden en recetar les lo que pedagogos y psicólogos: confiar en sus habilidades como el GPS más recomendable.

"Identificar lo que les interesa, cuáles son sus fortalezas y debilidades, sus capacidades e inquietudes, lo que les gusta y hace vibrar, debe ser lo primordial", señala José Manuel Suárez, presidente de la Asociación Profesional de Pedagogos/as e Psicopedagogos/as de Galicia (APEGA).

Una tarea, probablemente tan sencilla de expresar como compleja de acometer, en la que Suárez advierte la posibilidad de que, en una etapa de "inestabilidad emocional" como es el final de la adolescencia, impulsos ligados a vivencias personales se confundan con intereses a largo plazo.

Para evitar decepciones, y que, de esa forma, el proyecto de vida y la dedicación profesional confluyan con la mayor armonía posible, el presidente de APEGA recomienda al estudiantado no enrocarse en una única posibilidad. "Alguien puede creer que quiere ser abogado pero si no tiene capacidad memorística probablemente sufra estudiando Derecho", ejemplifica.

Por ello, Suárez considera fundamental, es rol que la red de amistades de cada alumno y, sobre todo, el hogar, desempeñen para contrastar y, preferentemente, consensuar la decisión. El pedagogo considera que las familias deben aportar una visión crítica y de apoyo, pero sin provocar que su influencia acabe convirtiéndose en una imposición como, lamenta, sucede de forma más o menos habitual.

En ese sentido, apunta también la necesidad de enriquecer los factores de juicio con la visión complementaria de un orientador profesional. "Su tarea no es realizar un diagnóstico, como si fuera un médico, ni aconsejar de un modo determinista", aclara Suárez", sino "dar pistas que ayuden al estudiante a encaminar, por su cuenta, la elección".

Así asume su labor Adolfo Barreiro en el IES Sánchez Cantón, donde ejerce como orientador, y en los días pasados de selectividad, como apoyo moral entre prueba y prueba.

Aunque señala que su trabajo debiera contar con una planificación a largo plazo para un asesoramiento organizado, las consultas que integran su rutina en el centro pontevedrés proceden, sobre todo, de alumnado que se siente "perdido" y que busca respuestas concretas.

"Aunque la mayoría es consciente de la responsabilidad de sus decisiones, muy pocos las toman con seguridad absoluta". Lo que más les preocupa, indica Barreiro, es equivocarse.

En consecuencia, aunque en ocasiones también resuelve preguntas relativas a la inserción laboral de las distintas titulaciones, lo que suele buscar el estudiantado que lo visita es un acompañamiento que les permita encontrar la dichosa vocación. El plan de trabajo, señala, parte de un lema tajante: "Si estudiar lo que gusta se te hace difícil, escoger lo que no se volverá imposible", enfatiza.

En ese sentido, la base que cimienta su asesoramiento es el impulso del autoconocimiento del alumnado, una tarea en la que destaca, sobre todo, la importancia de la búsqueda de inquietudes y la valoración entre posibilidades e ilusiones. En esa balanza, recalca, analizar los obstáculos que van a tener que superar resulta esencial. "A veces es bueno empezar por el descarte, es decir, por aquello que no se nos da bien o que no nos gustaría realizar. Por eso una de las grandes preguntas que les planteo es que se imaginen cómo y dónde van a estar dentro de diez años", señala Barreiro.

La proyección de las expectativas, señala, ayuda a eliminar el halo de "romanticismo" e idealización con el que muchos estudiantes imaginan su profesión, a veces porque ni se plantean sus costes económicos, y otras porque, simplemente, se han dejado engatusar por las distorsiones que producen medios de comunicación como la televisión.

Dolores González | Vicerrectora Estudiantes Universidade de Vigo

"Junto a la formación, la capacidad de adaptación es clave para el futuro laboral"

José Manuel Suárez | Presidente Asociación de Pedadog@s de Galicia

"La elección de la carrera debe basarse en la vocación, en las propias habilidades"

Jose Oreiro | Cargo del Director en Galicia de ADECCO (empresa de RRHH).

"Las empresas buscan más actitudes que aptitudes; lo esencial es diferenciarse"

Adolfo Barreiro | Orientador iES Sánchez Cantón (Pontevedra)

"Si estudiar lo que gusta se te hace difícil, escoger lo que no, se volverá imposible"

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