El pastel de la obra pública con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria se quedó en migajas. Y por esas migajas compitieron en los últimos años no solo las pequeñas y medianas empresas. También las grandes compañías, que hasta entonces solo se presentaban a obras por importes que no bajaban del millón de euros, pero con la recesión se sumaron a la guerra de ofertas para hacerse con un trozo de la codiciada tarta de obra pública de Xunta, concellos y diputaciones.

El tijeretazo metido a las inversiones por Estado, Gobierno autonómico y administraciones locales llevó a las constructoras en Galicia a hacer ofertas a la baja para intentar ganar el concurso. En algunos casos, según advierten de la Federación Gallega de la Construcción, de hasta el 40%. El balance del sector del año pasado en la comunidad gallega pone de manifiesto rebajas medias para hacerse con un contrato del 25,13%.

Las obras del Estado son las que registraron un mayor porcentaje de rebaja en los concursos por parte de las empresas, con casi el 34%, según datos del informe de 2016 de la Federación Gallega de la Construcción. De unas obras por un importe de salida de 355 millones, se quedó finalmente la adjudicación en apenas 235 millones. Destacan también los recortes en proyectos de las diputaciones (casi 27%). En la caso de la Xunta, las ofertas a la baja fueron del 17%, y en los concellos, del 16,47%.