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El Sergas incentiva con dinero a enfermos de tuberculosis para que no dejen el tratamiento

- Les ofrece también comida, ropa y alojamiento - Vigila que casi 300 pacientes con problemas de marginalidad se tomen la medicación

La tuberculosis es una enfermedad de fácil contagio que si no se cura a tiempo puede llegar a ser letal. En Galicia su incidencia se redujo un 70 por ciento en los últimos veinte años, pero en 2015 se detectó un repunte. La principal barrera en la lucha contra esta dolencia es la falta de adherencia al tratamiento. Cuando se deja a medias, los pacientes no se curan. El Sergas vigiló el pasado año a 299 enfermos para comprobar que se tomaban su medicación.Entre ellos hay casos extremos, con problemas de alcoholismo, drogadicción, inmigrantes sin recursos o personas sin hogar, a quienes la Xunta incentiva para que no abandonen el tratamiento facilitándoles ropa, acceso a una vivienda, comida, bonos de transporte e incluso pagas económicas para cubrir sus necesidades básicas.

El Sergas se gasta al año unos 15.000 euros en estos incentivos económicos que, según reconoce, han permitido mejorar la adherencia a la medicación.

El tratamiento para la tuberculosos suele ser prolongado en el tiempo. Los pacientes deben seguirlo a rajatabla durante un mínimo de seis meses. "Pero ocurre que al empezar a tomarse la medicación los enfermos notan a los pocos meses que se encuentran perfectamente y terminan dejándolo", lamenta el jefe del Servicio de Control de Enfermedades Transmisibles del Sergas, José Antonio Taboada. Esto supone un importante riesgo no solo para el propio paciente que abandona el tratamiento sino para su entorno, pues puede contagiar la tuberculosis a otras personas con la gravedad de que el bacilo que transmite es más resistente tras haber resistido a los fármacos.

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A todos los pacientes se les insiste, por tanto, en la importancia de seguir el tratamiento hasta el final. Pero hay un porcentaje de enfermos considerados "de alto riesgo de incumplimiento". Entre ellos se encuentran grupos en sistuación de necesidad como minorías étnicas, transeúntes, alcohólicos, drogadictos, inmigrantes, prostitututas, expresidiarios, personas con trastornos mentales, mayores que viven solos, así como aquellos que viven en familias desestructuradas o con carencia de recursos económicos.

Del total de casos de tuberculosis el Sergas realiza un seguimiento de la mitad de los pacientes para garantizar que no abandonan la medicación.

Cada caso es estudiado por los equipos sociales y en función de sus circunstancias se aplica un seguimiento distinto que puede ir desde visitas periódicas a su domicilio en las que se le hacen analíticas para comprobar que toman la medicación, a controles por sorpresa y, en los casos de mayor riesgo de incumplimiento del tratamiento, se acude a diario a la casa del paciente y se le observa mientras se toma las pastillas "garantizando que las toma y no las escupe", explica José Antonio Taboada.

Pero además ciertos pacientes necesitan apoyo de la Xunta para curarse. Por ejemplo, cuando una tuberculosis es multirresistente y el enfermo necesita estar aislado se le facilita una vivienda social o, en su defecto, se le paga un hostal durante el tratamiento. También se le lleva ropa y comida y, en caso de que necesitase, acudir periódicamente a las unidades de tuberculosis y no dispusiese de recursos se le pagan bonos de transporte. En algunos casos hasta se les da una paga económica para satisfacer sus necesidades básicas. El Sergas no ofrece datos de cuántos pacientes reciben estos incentivos.

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