Las comunidades del noroeste peninsular aumentan la presión sobre el Ministerio de Fomento para conseguir una conexión ferroviaria de mercancías directa con Francia. Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla y León formalizarán el próximo lunes una alianza para elevar el grado de exigencia ante el Gobierno central y no desaprovechar la oportunidad que supone la revisión en 2018 de la Red Transeuropea de Transportes para incorporar a los planes ferroviarios el cuadrante noroeste -que ahora está excluido-, lo que supone disponer de financiación comunitaria para modernizar las líneas ferroviarias de mercancías y conectar los puertos del atlántico con la frontera francesa con una línea competitiva.

Los responsables autonómicos de Infraestructuras de las cuatro comunidades se han citado el lunes en Santiago para firmar una declaración conjunta para reclamar el Corredor del Noroeste, según fuentes de la Xunta. Será un frente común con el que buscan una acción decidida de Fomento para impulsar el tren de mercancías y su inclusión en los proyectos prioritarios de transporte de la UE. Esta misma demanda también es objeto de trabajo en el seno de la Macrorregión de Regiones del Suroeste de Europa (Resoe) de la que forman parte las cuatro autonomías, además del Norte de Portugal, pero su funcionamiento es más lento y se iba a comenzar a elaborar la propuesta a finales de este año.

Así que Galicia, Asturias, Castilla y León y Cantabria optaron por la fórmula que presentarán el lunes por ser más ágil y directa, involucrando a las cuatro autonomías en una demanda común para hacerla llegar a Fomento.

El punto de partida fue la reivindicación que la Xunta hizo llegar al Gobierno, anunciada el pasado 15 de mayo por el presidente, Alberto Núñez Feijóo en Braga (Portugal), con la intención de que se discutiera, sin éxito, en la reciente cumbre hispano-lusa celebrada esta semana en Vila Real (Oporto). A Castilla y León le gustó el planteamiento y decidió unirse a Galicia, pero para dar más fuerza a la demanda, por compartir una marginación similar, se invitó a Cantabria y Asturias, que aceptaron el reto.

El Corredor Atlántico ferroviario -que cuenta con financiación europea para su ejecución- arranca en Oporto y Lisboa y llega a Hendaya cruzando por Palencia y Burgos, dejando fuera de la planificación el noroeste peninsular. Lo que se reclama es que en la revisión del próximo año se incorpore el Corredor Noroeste, para permitir que Galicia, Asturias, Cantabria y la parte occidental de Castilla y León estén conectadas a este eje prioritario ferroviario, para lo que es necesario electrificar las líneas interiores y dar salida directa a las mercancías de los puertos. Y esta demanda se tienen que canalizar a través del Ministerio de Fomento.

Para el Corredor del Mediterráneo funciona un lobby empresarial con eficacia para meter presión y, por otra parte, el PNV ha conseguido en la negociación de los presupuestos generales del Estado una partida de 381 millones de euros para construir una salida del puerto de Bilbao. De no ejercer fuerza desde el noroeste penínsular se teme que podría volver a quedar marginado, con una red obsoleta que en el caso de Galicia, por ejemplo, solo mueve el 1% de las mercancías por tren.