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Los méritos invisibles son femeninos

-El 5% de los 'honoris causa' en Galicia,la más alta distinción de la universidad, son mujeres -Su infrarrepresentación refuerza la falsa idea de que su labor carece de valía, según expertas

Ceremonia de investidura de 'honoris causa' en la Universidad de Vigo. // Marcos Canosa

La deuda histórica con los esfuerzos y contribuciones al conocimiento colectivo que tienen firma de mujer alcanza a aquellas instituciones a las que se les presume la guía del virtuosismo. La anecdótica presencia de rostros femeninos bajo los solemnes focos que escoltan las distinciones universitarias deja constancia de ello. Pese a que en Galicia la proporción de mujeres en el conjunto del personal investigador y docente supera el 40%, su protagonismo cotidiano apenas logra eco entre los aplausos que, periódicamente, dedican los claustros universitarios a currículos y trayectorias relevantes. Solo seis mujeres, de un total de 123 personas, cuentan en los campus de la comunidad con el grado de doctor o doctora honoris causa, con el que se reconocen currículos distinguidos en el campo de la investigación y la enseñanza o en actividades con importante repercusión en el terreno científico, artístico, cultural, tecnológico y social.

Desde que Carmela Arias y Díaz de Rábago, Condesa de Fenosa, inaugura el recuento en 1991 después de que la Universidad de A Coruña (UDC) decidiera reconocer "su protección, empeño y labor constante a favor de las ciencias, de las letras y de las artes", la lista apenas ha sumado cinco nombres más.Tras la designación en 1998 de la escritora brasileña Nélida Piñón, la única mujer entre las 74 personas investidas con este título en los cinco siglos de vida de la Universidade de Santiago (USC), hubo que esperar a la primera década del actual milenio para que se ampliara el corto inventario femenino: a María J. Wonernburger y Johanna E. Van Bruggen, en la institución coruñesa -donde hay 23 h onoris causa- se unen Lynn Margulis y Erín Moure en su homóloga de Vigo, en la el que el total de personas con esta particular condecoracion crece a 26.

"Nuestros aportes al conocimiento han sido siempre ocultadas bajo los logros de los hombres", señala Anabel González. La directora de la Unidade de Igualdade del campús vigués subraya que la "ridícula" proporción de mujeres que cuentan con esta distinción, lejos de evidenciar que no existen merecedoras del mismo, supone una "discriminación indirecta" que ejemplifica la generalizada infrarrepresentación social femenina.

Tras las honras acompañadas de toga, birrete y discurso de agradecimiento ante un atril, González detecta las consecuencias que el acceso tardío de la mujer al ámbito del saber provoca a las posibilidades de su valoración simbólica: "Los hombres nos llevan tiempo de ventaja en la creación y consolidación de redes de reconocimiento que, además, se retroalimentan y se refuerzan a través de dinámicas que perpetuan que se siga produciendo entre ellos", señala.

Una de las piezas que en mayor medida engrasan este circuito cerrado, en su opinión, es la escasa presencia mediática de mujeres con una carrera profesional salientable: "Parece que si no estamos en ellos, no existimos". Como hijo anunciado de este combo circular, explica, los nombres de hombres son los primeros en aparecer cuando los departamentos de los centros, desde donde suelen elevarse las propuestas a los órganos de decisión universitaria, se ponen la tarea de encontrar dueño para una posible nominación.

Frente a esta "inercia", la presidenta de la Asociación de Mulleres Investigadoras e Tecnólogas de Galicia (AMIT-Galicia), Ana Jesús López, defiende que la visibilización del rol que las mujeres desempeñan en la esfera pública, además de tratarse de una cuestión de "justicia", posee ventajas de transcedencia colectiva.Más que el premio a la valía de un trabajo individual o de una persona en concreto, apunta la Doctora en Ciencias Físicas de la UDC, permite la construcción de espejos de dimensiones futuras: "Si queremos que haya más chicas que estudien una carrera de ciencias, un ámbito en el que aun hay pocas mujeres, es necesario que tengan referentes". Sin una normalización que rompa los estereotipos que aun sostienen que "la ciencia y la tecnología son más propias de los hombres", añade López, no es posible construir una alternativa.

Aunque ambas investigadoras coinciden en señalar que las universidades tomaron medidas en este sentido en los últimos años, no niegan que los resultados aun son discretos. Eva Aguayo, coordinadora da Oficina de Igualdade de Xénero de la USC, tampoco trata de ocultarlo. La doctora en Ciencias Económicas y Empresariales reconoce que, aunque la institución compostelana incluye entre sus objetivos de promoción dela equidad de género lograr el incremento del número de mujeres distinguidas a través de "honores e insignias", desde que en 2014 se aprobó el nuevo plan de igualdad de género, "no hubo propuestas de mujeres honoris causa".

Como remedio a la falta de eficacia, todas concuerdan en la necesidad de lograr una mayor implicación de la comunidad universitaria, aunque a distintos niveles. Mientras que Aguayo demanda la creación de comisiones de género en los centros para promover la redución de esta "injusta" brecha de género, López pone el acento en la activación de la maquinaria de solidaridad femenina:"Cuando comienzan los rumores sobre los posibles nombres, quienes conocemos a mujeres referentes en nuestros ámbitos de investigación, tenemos que manifestarnos, presentar candidaturas y reclamar su reconocimiento". Si no, señala, la dinámica se repetirá como hasta ahora. Para González, quien recalca que "espontáneamente" no sucedeningún cambio, "es preciso que la historia del desarrollo se escriba contando con nosotras". El futuro, señala, "es demasiado importante como para dejarlo exclusivamente a los hombres".

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