Del calor sofocante a las lluvias torrenciales en horas. Esa montaña rusa que experimentó esta semana Galicia evidencia los cambios detectados en los últimos años en el comportamiento climatológico, con un incremento de los fenómenos extremos que elevan el riesgo de padecer riadas. En junio, la Xunta actualizó su radiografía de esos peligros e instó a 33 concellos a aprobar planes de acción municipal ante posibles inundaciones, un protocolo para proteger las zonas más vulnerables, alertar a la población o coordinarse con la administración autonómica. Esa norma es obligatoria, pero casi doce meses después, solo cinco de aquellos municipios están a punto de cumplir la exigencia. Se trata de O Grove, Riotorto, As Pontes, Coirós y Bergondo. Además, Sada ya ha aprobado el suyo. Otros 27 ni siquiera han enviado a la Xunta sus iniciativas para que sean revisadas.
Los planes de esos cinco municipios está siendo revisada por la Dirección Xeral de Emerxencias e Interior, dependiente de la Vicepresidencia de la Xunta. "Una vez revisados, en caso de que sean homologables, se elevarán a la Comisión de Protección Civil, que se celebrará próximamente", explican fuentes del departamento de Alfonso Rueda. Superado ese trámite, los documentos volverán al concello, cuyo pleno les dará luz verde final.
El año pasado, el Ejecutivo actualizó el Plan Especial de Protección Civil ante el Riesgo de Inundaciones en Galicia, cuya última edición databa del año 2002. Ahora, de los 314 municipios gallegos se detectan diferentes riesgos de inundaciones : 43 en la provincia de Pontevedra, 61 en A Coruña, 34 en Lugo y 28 en Ourense.
No en todos ellos resulta necesario un plan de actuación municipal, solo en aquellos con zonas de riesgo medio o alto, que suman 62 consistorios. De ellos, 33 son incluidos por primera vez en la lista, pues el resto aparecía en la documentación de 2002, debido a variables como la expansión urbanística, que modifica cursos de los desagües naturales o incorpora presencia humana en puntos inundables. A ello se une la mayor frecuencia de fenómenos extremos. "Aun sin conocer el alcance del cambio climático, en la última década se constata un incremento de los fenómenos del tipo de ciclogénesis explosiva, con lluvia y vientos muy fuertes y de formación muy rápida. La precipitación es de gran intensidad y de pequeña duración, el suelo no tiene tiempo de saturarse y se puede producir escorrentía de tipo torrencial", establece el citado plan de la Xunta.
Sin plazo ni sanciones
Los concellos de la lista están obligados a elaborar el documento, pero no existe un plazo legal para ello ni sanciones por incumplimiento. No han enviado su protocolo a la Xunta casi un año después de ser conminados a dotarse de él, según Vicepresidencia, Pontecesures, Valga, Catoira, Cambados, Vilanova de Arousa, Pontevedra Baiona, Vilagarcía de Arousa, Cangas y Sanxenxo, por la provincia de Pontevedra; Vilamartín de Valdeorras, por Ourense; A Pobra do Caramiñal, Paderne, Dodro, Rianxo, Camariñas, Laxe, Cambre, Culleredo, A Coruña, Oleiros y Ferrol, por A Coruña; y Castro de Rei, Navia de Suarna, As Nogais, Cervo y Xove, por Lugo.
Los responsables de Protección Civil de la Xunta también analizan los protocolos de otros cuatro concellos conminados a contar con ese manual en 2002. Se trata de A Pontenova, A Rúa, Mondoñedo y Monterrei. De aquella lista se mantienen 29 con la obligación de un plan, entre los que destacan Gondomar o Vigo.
Además, el Ejecutivo recomienda a otros 29 ayuntamientos disponer de esta herramienta operativa, de los que dos se encuentran en Pontevedra: A Guarda y Lalín.
Identificar elementos vulnerables, organizar el contacto con la población y coordinar medios
- Un plan de actuación municipal ante el riesgo de inundaciones no es más que un protocolo de actuación ante ese tipo de situaciones, lo que permite reducir el impacto negativo sobre la población y sobre propiedades privadas y públicas.Como funciones básicas, la Xunta marca la de "prever la estructura organizativa y los procedimientos para la intervención" de los servicios de emergencia, a la vez que identificar de antemano los "elementos vulnerables" ante las riadas. Rebajar el tiempo de reacción es la clave, por lo que se debe "zonificar el territorio en función del riesgo", estableciendo qué medios pueden ser necesarios en cada uno de esos puntos.Una de las claves también pasa por tener claro cómo informar y alertar a la población para huir de la improvisación y luchar contra el boca a boca, cuyos consejos pueden acabar siendo perjudiciales.Finalmente, debe preverse la coordinación con los medios autonómicos en caso de que sea necesaria su intervención, para lo que hay que fijar un canal de comunicación con el Centro de Coordinación Operativa de Galicia del 112.
