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"Reválidas" descafeinadas

Iban a decidir el título en ESO pero esta semana solo la afrontarán 70 centros - En sexto también son de diagnóstico y muestrales

Otro centro de Pontevedra, este con más absentismo, en el mismo examen. // I. Abella

Hace menos de un año, a finales de julio, el Consejo de Ministros aprobaba un decreto que regulaba las evaluaciones finales de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y de Bachillerato. En ese momento todavía quitaba el sueño a los estudiantes el que fueran obligatorias para obtener el título de etapa tras un período inicial, tal y como habían sido concebidas desde el principio y pese a la contestación social. Pero el verano pasó y llegó la toma de posesión de Rajoy, que claudicó y suspendió el temido efecto académico de las reválidas en aras de un pacto por la educación que aún está en negociación.

Entonces ya había empezado el curso y los alumnos de los niveles educativos que se jugaban el futuro imaginaban unas reglas que se han definido tarde, hacia el final del partido, pero que tampoco serán determinantes en su destino académico, a no ser entre quienes acaban Bachillerato y necesitan una buena nota para acceder a la carrera deseada en la universidad.

Porque esta semana, el martes y el miércoles, se celebran las evaluaciones de fin de etapa, tanto de ESO como de sexto de primaria, y ya no es que no vayan a tener efecto académico, porque ambas se limitarán a un valor diagnóstico, como ya ocurría con la segunda, sino que ni siquiera las realizarán todos los alumnos. La de la ESO, la única que de verdad se estrena en las aulas, en Galicia solo le toca a unos 70 centros. Es el cupo, según la Xunta, correspondiente al 15 por ciento del total, un número suficiente para que los datos obtenidos sean representativos y extrapolables.

Por el camino, además de alumnos que hagan el examen, ha perdido su carácter determinante para graduarse en la etapa, que entraría en vigor el próximo curso. El Gobierno se vio obligado a establecer nuevas reglas y fue hace poco que el Ministerio de Educación puso las cartas boca arriba: la etapa se considerará superada incluso con menos de 5 (cuando al principio no se había planteado así) y hasta con dos suspensas, siempre que no sean a la vez Lengua (castellana o cooficial) y Matemáticas. En la práctica, esos cambios, que han traído consigo críticas de sindicatos como ANPE, retrotraen la situación a lo que ya se hacía con la LOE, que era solo un poco más magnánima: podía admitir hasta tres suspensos en casos excepcionales y no fijaba asignaturas que vetasen esa posibilidad.

Tampoco la evaluación final del Bachillerato será reválida propiamente dicha. Lo que el próximo año iba a ser ineludible para titularse en esa etapa, ahora se ha reconvertido en un sucedáneo de la antigua selectividad, que vivía el año pasado su canto de cisne. La presión de los rectores tuvo mucho que ver y en Galicia la Xunta repitió una y otra vez, tras decidirse que solo harían la prueba quienes quisiesen entrar en la universidad, que sería lo más parecida posible al selectivo recién enterrado. Cierto que hubo una serie de modificaciones -por ejemplo las asignaturas que ponderan para entrar en según qué carreras- que han sido criticadas desde la comunidad educativa por llegar tarde. Para ver cómo resulta en la práctica la experiencia hay que esperar a los días 7, 8 y 9 de junio.

Antes, también la semana que viene, ya que coincide con la evaluación de ESO, llegará la prueba de 6º, que se estrenaba a lo grande el año pasado -22.000 alumnos- y que ahora se ve reducida a su mínima expresión, al optar la Xunta por convertirla también en muestral (125 centros, a los que se unirán los voluntarios que quieran saber cómo van sus estudiantes). Esta evaluación no se concebía con carácter académico ya entonces, según la Xunta, y así se queda, aunque se recorten los destinatarios.

La única que llegará un año más a las aulas gallegas sin cambios, aunque para eso habrá que esperar a la última semana de mayo, es la evaluación de 3º de primaria. Esa ya es una vieja conocida en Galicia, porque tripite curso, y es la única isla censal de la Lomce (todos los niños están convocados) que resiste el declive de la norma. Claro que, según afirman desde la Administración, en realidad la prueba sucede a la de diagnóstico que se hacía en 4º ya con la LOE... Tampoco cambia que, un año más, parte de la comunidad educativa llama al boicot mientras la Xunta alega que las pruebas sirven para conocer los puntos flacos e incidir en ellos.

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