Las retenciones continuaron ayer en el puente internacional que comunica la A-55 española con la A-3 portuguesa, entre Tui y Valença do Minho. En la jornada de ayer, las colas de coches procedentes de Galicia llegaron a alcanzar en momentos puntuales un kilómetro y la espera para pasar por el control de frontera establecido por la Guardia Nacional Republicana (GNR) fue de una hora en algunos de los casos. Como en días anteriores no se produjeron incidentes más allá de enfados puntuales por la espera.

El control de la frontera motivado por las medidas de seguridad por la visita del Papa Francisco a Fátima motivó en los últimos días malestar de transportistas y ciudadanos que cruzan diariamente la frontera y que estos días vieron como los controles de seguridad hacen más lenta su entrada en el país vecino. Ayer además los agentes de la GNR revisaron numerosos autobuses que procedentes del norte de España y de Francia se dirigen a Fátima usando esta vía de acceso.

Tampoco se produjeron incidentes en los otros pasos fronterizos de la "raia", inicialmente abiertos al tráfico local, debido a la gran interrelación que existe entre ciudadanos de ambos países en estas zonas fronterizas. Las medidas finalizan esta medianoche tras estar en vigor durante cuatro días.

El operativo desplegado por Portugal para controlar sus fronteras ante la visita del PP se inició con una profunda confusión. Fue la Guardia Civil la que anunció el pasado lunes que se cerraban todos los pasos fronterizos entre Galicia y Portugal y que el tráfico se canalizará por el nuevo puente internacional de Tui y por la carretera Verín-Chaves, donde además se establecía un puesto aduanero de control para identificar a los viajeros y también las mercancías de los camiones.

Al día siguiente, Portugal desmintió la información de la Guardia Civil, asegurando que todos los pasos fronterizos estarían abiertos, pero salvo en Tui y en Verín, solo para el tráfico local, aunque con controles en todos ellos para identificar a las personas que entraban en el país.

Esta descoordinación llevó al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, a censurar la falta de aviso con suficiente antelación y agilidad de las medidas establecidas por Portugal para controlar sus fronteras. Tras sus reproches, el pasado jueves, Feijóo viajará el lunes a Braga para asistir al plenario de la Comunidad de Trabajo Galicia-Norte de Portugal donde se encontrará con el ministro luso de Planeamiento e Infraestructuras.