Los bomberos saben que para que se produzca un incendio tiene que darse lo que se llama el "triángulo del fuego": la existencia de un combustible, calor y oxígeno. La teoría dice que para extinguir el fuego hay que eliminar uno de los tres factores. Y a ese esquema, adaptado al bullying, recurren los especialistas que imparten el curso "Acoso escolar: prevención, detección e tratamiento", de la Consellería de Educación, para ilustrar a los docentes gallegos apuntados, un centenar en esta edición, sobre qué hacer ante esas situaciones.

En el bullying, el combustible es la propia aula, con jóvenes que pueden estar "aburridos", que sufren "fracaso escolar", que "desean que pase algo", explica Javier Pérez Aznar, presidente de la organización No al Acoso y uno de los encargados de la formación de los docentes gallegos, mientras la fuente de ignición es el primer suceso que se produzca y el oxígeno es cómo reaccionan los compañeros, que determina que ese comportamiento se repita, lo que sucederá si se ríen, pero en cambio no si lo ignoran o no lo aprueban ni consienten.

Qué hacer ante el acoso es uno de los ejes del curso organizado por la Xunta, que el año pasado permitió formar a 50 docentes en la materia y que este año duplicó plazas por la "alta demanda" y lo bien que fue valorado y aun así muchos se quedaron en lista de espera, explican desde la Consellería de Educación. Javier Pérez es uno de los formadores, y también será el encargado de la conferencia de apertura de una jornada formativa abierta de 8 horas que se celebrará en la Cidade da Cultura el día 20 de este mes.

El objetivo del curso, explica este especialista que también se encargó de formar a las fuerzas de seguridad gallegas en la materia, es preparar a los docentes en intervención y prevención. Porque Javier Pérez considera que pese a que el acoso escolar sucede en el aula, "curiosamente los docentes no están preparados ni para detectar ni para intervenir ni para prevenir el acoso escolar". "Ni siquiera en las facultades de Magisterio, psicología o pedagogía se enseña nada sobre bullying", añade. Para solventar esta carencia, se realizan ahora estos cursos. "Hablamos de lo que es y no es acoso, cómo se forma, cómo darnos cuenta, qué hacer, intervención emocional y, por supuesto, cómo evitarlo".

Para lo primero recurren, por ejemplo, a la "ley de la balanza". Con esa metáfora, en la que la imagen es el balancín de los parques, describen la posición de acosado y acosador, cada uno en un lado y los compañeros, en el medio. Solo con intervenir en las puntas no acaba el acoso, explica Javier Pérez al respecto.

También salen figuras menos geométricas y más históricas, como Toro Sentado. A él recurren los formadores, cuenta Pérez Aznar, para explicar cómo una vez que las familias se quejan de que se meten con sus hijos, los profesores están vigilantes y su esfuerzo, señala, es "inútil". Porque el acoso, explica, no se va a ver. ¿Y a qué viene Toro Sentado? A que sus dotes le permiten saber, viendo el camino y las huellas, que ha pasado un búfalo, dice.

Pérez Aznar es uno de los integrantes del programa Tutoría entre iguales (TEI), que pone en manos de los alumnos evitar las situaciones de acoso. De hecho, cree que esa es la "mejor" forma de tratar el problema. En Galicia participan en el programa unos 70 centros educativos, más del 10% de los anotados en el país. María Gómez, formadora del programa, explica que consiste en que niños de 5º de primaria ejerzan de tutores de los de 3º, que acuden a ellos como a "hermanos mayores" cuando hay problemas.

Señala que al año de aplicar el esquema en los centros del país se ve que "disminuyen las conductas disruptivas por causa de violencia en más del 60% de los casos". "Los problemas que suelen surgir en el patio o los comedores van desapareciendo porque los agentes del cambio son los niños", asegura. En los que se aplica el programa, que es de prevención de acoso desde el principio e inculca "tolerancia cero hacia el maltrato", se transmite a los niños "que no se permite" y ya "desde los primeros momentos desaparece", explica. El programa "es muy eficaz", asegura, y deben pedirlo los centros. Para ello, los docentes deben estar implicados.