Galicia se despidió de la doble recesión con un crecimiento del 1,1% en 2014 y de casi el doble, el 2,1%, el ejercicio siguiente. Lo suficiente para que la economía regional enfilara el camino hacia la recuperación de la actividad perdida en el periodo de grave crisis, pero, ¿también de sobra para que el cambio de ciclo llegue a la calle? Los datos dicen que no. Cada gallego ingesa de media unos 10.439 euros, según la Encuesta de Condiciones de Vida publicada ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que toma como referencia las ganancias de 2015. Frente al avance de más del 3% del Producto Interior Bruto (PIB) autonómico, la renta de los habitantes avanzó únicamente en esos dos años de recuperación un 1,9%. En el caso del presupuesto conjunto por hogar, la variación es todavía peor: 25.980 euros, un 0,1% por debajo de 2013. Esa es una de las razones por las que el riesgo de pobreza y exclusión social en Galicia, a pesar de que es uno de los territorios con la tasa más baja, siga sin moverse apenas del 25% de la población. Las organizaciones sociales que trabajan contra la desigualdad social esperaban mejores noticias y achacan la situación a la precariedad laboral.
Entre 2014 y 2015, los ingresos medios por persona en Galicia aumentaron un 2,4%. En España subieron un 2,8%, hasta los 10.708 euros. A la cabeza están País Vasco (14.345 euros), Navarra (13.408), Cataluña (12.660) y Madrid (12.647). Las grandes diferencias se extienden también a la renta familiar, que en la comunidad gallega medró un 1,4%, mientras que la media estatal -26.730 euros, 2.000 euros más que en Galicia- se elevó un 2,4%.
Con el ligero ascenso de los ingresos medios, aumenta también un poco el umbral de pobreza, que se sitúa en los 8.209 euros. ¿Cuántos gallegos cobran menos que eso? Unos 520.000, prácticamente uno de cada cinco. El 19%. En la Encuesta de Condiciones de Vida de 2015 -con los ingresos, por tanto, de 2014- eran el 19,4%. Galicia es una de las once comunidades con una tasa inferior al total del país, que aumentó dos décimas, hasta el 22,3%. Y una también de las que rompió la tendencia general y logró bajarla en el último año. El índice supera el 30% en Extremadura (30,4%), Castilla-La Mancha (31,7%), Canarias (35%), Andalucía (35,4%) y Ceuta (36%). En Navarra y País Vasco, en cambio, está en el 9%.
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Hay 111.000 gallegos, además, con carencia material severa. Prácticamente los mismos que el año anterior. Y un 13,8%, porcentaje sin apenas cambios también, pertenecen a familias con baja intensidad en el trabajo. Con todo esto, si al riesgo de pobreza le sumamos la exclusión social, la tasa en Galicia escala al 25,4%, tres décimas menos que en 2015, cuando se marcó el máximo del 25,7%.
"Estamos sorprendidos. Esperábamos que descendiese algo más", apunta Xosé Cuns, director de la Rede Galega contra a Pobreza (EAPN Galicia), que vincula la ausencia de una mejora notable al avance de las desigualdades y "el tipo de contratación". "La pobreza es un problema estructural que nunca bajó del 20%, pero en otras recuperaciones, con aumentos del empleo parecidos, la tasa de pobreza se reducía más -explica-. Está claro que el crecimiento económico ahora no se traslada de igual manera a la sociedad".
El riesgo de pobreza o exclusión social afecta en España al 27,9% de la población y alcanza casi el 38% en Andalucía; el 41,7% en Andalucía; y el 44,6% en Canarias.
