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Treinta mil gallegas dejan de buscar trabajo por cuidar a niños y mayores

Apenas 2.600 hombres abandonan su puesto o la búsqueda de un empleo para labores familiares ► Las renuncias femeninas caen un 32% desde el inicio de la crisis económica

Una madre acompaña a sus hijos al colegio en Santiago. // X. Álvarez

La escena resulta cotidiana en miles de hogares gallegos ante la necesidad de tener que abandonar el mercado laboral para hacerse cargo del cuidado de hijos, mayores o personas dependientes. En los que están compuestos por un hombre y una mujer, la renuncia a la carrera profesional es asumida por ella en más del 92% de los casos. El año pasado, 33.200 ciudadanos renunciaron a su empleo o a la búsqueda de un puesto para encargarse de algún familiar. La desigualdad resulta evidente: 30.600 eran mujeres y tan solo 2.600 hombres.

La propia Xunta reconoce el mantenimiento de la desigualdad entre hombres y mujeres en su VII Plan estratéxico para a igualdade de oportunidades entre mulleres e homes 2017-2020. "La persistencia de roles de género en nuestra sociedad, concretamente en lo que respecta a la asignación histórica a las mujeres del rol de cuidadora y responsable principal del trabajo doméstico, se hace patente si se analizan los motivos por los que la población inactiva afirma no buscar empleo", indica en el documento tras analizar la Encuesta de Población Activa (EPA) en que se muestra la desigual asunción del cuidado familiar como motivo para declararse "inactivo", es decir, ni empleado ni en disposición de asumir un trabajo. Eso sí, la situación ha mejorado desde el inicio de la crisis. En 2009 eran 45.200 las mujeres que daban la espalda a la esfera laboral por estos motivos por 2.000 hombres. En el primer caso, la caída es del 32%.

Es más, otro de los apartados más difusos sobre la carga familiar también evidencia esta situación de desigualdad. Bajo el argumento de "otras responsabilidades familiares o personales", 68.100 gallegos se situaron el año pasado al margen del mundo profesional, según los datos cerrados de la EPA. De ellos, apenas 7.300 eran hombres y 60.700 mujeres. "Al margen de situaciones como la jubilación, enfermedad o incapacidad propia, las razones vinculadas al cuidado de personas dependientes, así como otras responsabilidades familiares y personales, son justificadas principalmente por las mujeres con un peso extremadamente inferior entre la población masculina inactiva", añade el documento de la Secretaría Xeral de Igualdade, dependiente de la Vicepresidencia.

No escapa a esa desproporción de cargas otra modalidad de renuncia al empleo -y, por consiguiente, a asumir la sustentabilidad del hogar-, aunque, en este caso, temporal. El 91% de excedencias solicitadas a empresas para cuidados familiares corresponden a las mujeres en el caso de los hijos, por el 80% en el de otros familiares.

Las consecuencias son de dos tipos. Por un lado, la mujer se mantiene como responsable del hogar y asume la dependencia económica del varón. Por otro, se expone al desgaste de su tarea casi en exclusiva. Un ejemplo: el 85% de quien se encarga de algún dependiente sufre el síndrome del cuidador quemado, según El cuidado de la personas, un reto para el siglo XX.

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