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Abanca reduce en 1.600 millones las refinanciaciones de deudas

El crédito a administraciones sube un 41% y un 9% con pymes y autónomos

El punto y final de la tutela por parte de las autoridades comunitarias marca, sin duda, la nueva etapa en Abanca. A cambio de la inyección de 5.425 millones de euros de diciembre de 2012 -la tercera ayuda pública que recibió la fatídica fusión de las cajas gallegas, con 1.161 millones de euros del FROB para su alumbramiento y los 2.465 millones que provocaron su nacionalización apenas un año después-, Bruselas impuso a la entidad una estricta dieta de tamaño e inversiones que luego, tras la adjudicación a Banesco, relajó para garantizar la viabilidad del negocio y que acabó oficialmente el 31 de diciembre sin "incidencias relevantes" en su cumplimiento. Ya lo avanzó el vicepresidente, Juan Carlos Escotet, en la reciente presentación de los resultados del pasado ejercicio, cuando el principal banco de Galicia ganó 333,6 millones de euros. La limpieza del balance tiene muchísimo que ver en la evolución de las cuentas. Cada vez más. La morosidad, según el informe que acaba de remitir el grupo a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) cayó un 20% y hasta un 34% las refinanciaciones, que fueron una de las razones principales del estallido de la crisis financiera.

Abanca sumó al cierre de 2016 más de 27.200 millones de euros netos en créditos. Un 2,7% (731,6 millones) por encima del periodo anterior. Cuatro de cada diez euros prestados son hipotecas (12.179 millones); cerca del 18% es financiación a pymes y autónomos; un 13,8% a grandes empresas; el 11% a administraciones; y un 2% créditos al consumo. Pero, ¿cuál fue la evolución de cada uno? El mayor incremento está en los préstamos al sector público, con un alza del 41%. Las operaciones con pequeñas y medianas compañías y empresarios individuales -prioridad del banco- crecieron un 9%. Entre las grandes, la caída es del 3,4%; del 7% en créditos al consumo; y del 2,5% en hipotecas.

En el caso concreto de las concesiones al ladrillo, los préstamos a construcción y promoción inmobiliaria alcanzan los 721,6 millones de euros, un 0,2% más; mientras que la financiación para obras civiles bajó un 10,4%, hasta los 281,9 millones de euros.

Los activos adjudicados en la cartera de Abanca como pago de deudas alcanzan un importe bruto en libros de 1.090,3 millones de euros -36 millones menos que en 2015- y un deterioro acumulado de 671 millones. Son 114,5 millones en edificios terminados de inmobiliarias; 51,1 millones en inmuebles todavía en construcción; y 222,4 millones en terrenos. Por hipotecas impagadas, las viviendas y otro tipo de construcciones que llegaron a manos de la entidad ascienden a 550,3 millones de euros. Hay casi 152 millones en otros tipos de activos.

El beneficio neto por la venta de los adjudicados durante 2016 ascendió a 26,2 millones de euros. En 2015 fueron 35,8 millones.

Por su estrategia para aliviar cargas y gracias también a la recuperación de la economía, los créditos reestructurados por problemas de pago se reducen en 1.575 millones de euros. En solo un año, Abanca tiene un tercio menos de refinanciaciones. Son 24.857 operaciones, de las que la mayoría -cerca de 17.000- pertenecen a hogares, aunque el mayor deterioro -592 millones de un montante global de 894,7 millones- están ligadas a empresas. Las reestructuraciones calificadas de dudosas ascienden a 13.166, la mitad del total; y el importe en mora roza los 1.890 millones de euros, el 62% del saldo.

Por todo esto, una parte del beneficio de Abanca en 2016 viene de lo que antes restaba: el colchón para insolvencias. "Debido a la conservadora política de provisiones llevadas a cabo durante los últimos ejercicios, el impacto de la nueva normativa en materia de provisiones, unido a otras recuperaciones singulares, ha propiciado un resultado negativo de provisiones (-154 millones)", explica la entidad, en referencia a la posibilidad de liberar esas reservas por la caída de la morosidad. "Asimismo -añade-, el nivel de dotaciones del ejercicio se ha reducido un 40% con respecto al ejercicio anterior debido a la mejora de la calidad crediticia".

La evolución se nota también en el reparto del resultado por áreas de negocio. La actividad minorista reina en el beneficio, con 323,7 millones de euros. El negocio mayorista aporta 40,2 millones y 26,6 millones las filiales no financieras. La unidad de activos singulares -que gestiona el ladrillo- perdió 31,7 millones.

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304 millones en litigios y reclamaciones

  • Al cierre del pasado ejercicio, Abanca acumulaba procedimientos judiciales y reclamaciones por un valor de 304 millones de euros, un 18% más que en 2015. Ahí se enmarcan, entre otros, los antiguos accionistas de NCG que pelean por recuperar los 65 millones de euros que invirtieron pocos meses antes de la operación acordeón previa al rescate europeo que se llevó por delante sus títulos. El informe anual de la entidad también recoge los 158 millones de euros provisionados para hacer frente a las reclamaciones de los clientes con cláusula suelo en su hipoteca -de los que 128 están amparados por las garantías del FROB en el contrato de venta de la antigua nacionalizada-; 18 millones por reclamaciones también de contratos de cobertura de tipos de interés en hipotecas concedidas a familias y autónomos; y 28 millones por las preferentes y deuda subordinada.

La plantilla se reduce en 89 empleos

  • Abanca acabó el ejercicio con 4.473 empleados, que son 89 menos que un año antes, repartidos entre las 530 sucursales que tiene en Galicia, 125 en el resto de España y 4 en Portugal, 1 en Suiza y oficinas de representación en Brasil, México, Panamá, Venezuela, Suiza, Alemania, Gran Bretaña y Francia. La entidad cerró 12 durante 2016. Cuenta con 1.058 cajeros automáticos y 1,41 millones de tarjetas entre sus 2,1 millones de clientes. "Actualmente, más del 40% del total de interacciones con los clientes del banco se realizan ya a través de canales de atención ajenos a la oficina", cuenta. Es decir, a través de internet, banca móvil, banca telefónica y cajeros. La inversión para renovar la infraestructura tecnológica que le permite avanzar en la digitalización del servicio asciende a 100 millones.

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