Si el año pasado el interior de Galicia, sobre todo la provincia de Ourense, era el que sufría con más intensidad las consecuencias del fuego, este año parece repetirse el modelo. Ayer la Consellería de Medio Rural informaba de que el último incendio registrado en lo que va de semana, el que afectó a la parroquia de Cereixedo, en Cervantes (Lugo), había quedado extinguido ayer en torno a las 19.00 horas tras quemar 20 hectáreas de superficie rasa desde que se inició, las tres de la madrugada.

Pero ese es solo el último de los fuegos a los que se ha enfrentado Galicia desde el pasado fin de semana. El resto se ensañó con Ourense y supone, según los partes informativos de Medio Rural, que las llamas convirtieron en cenizas a través de seis incendios más de 300 hectáreas desde el sábado.

Empezó el de Cangues, en O Irixo, el sábado. Ese quedó extinguido al día siguiente por la mañana tras quemar 69,9 hectáreas, 30 de arbolado. El domingo arrancaban dos más: en la parroquia de Vilar de Condes (Carballeda de Avia) y en Sabuguido (Vilariño de Conso), que cuando se dieron por extinguidos habían calcinado 20 hectáreas de monte arbolado el primero y 34 de raso el segundo.

También el domingo se iniciaba el que sufrió Grou (en Lobios), que es el que más hectáreas calcinó, 133, en su mayoría (63) de raso, hasta su extinción (dos días). El que afectó a Quins (Melón) por un turismo que ardió empezaba este martes y quedaba extinguido un día después, tras afectar a 22 hectáreas de arbolado. Vilariño de Conso sufrió un incendio más, esta vez en Chaguazoso, y perdió otras 29 hectáreas por el fuego.