Los cuatro partidos gallegos con asiento en el Parlamento se gastaron 3,8 millones de euros en las elecciones del 25 de septiembre, 521.665 euros más que cuatro años antes, lo que supone un incremento cercano al 12%. El PP es el responsable del aumento, al elevar su desembolso un 25% en la contienda que le deparó a Alberto Núñez Feijóo su tercera mayoría absoluta consecutiva. De hecho, destaca la diferencia entre la primera fuerza de la comunidad y el esto, pues los populares superaron los 1,9 millones, lo mismo que suman todos sus rivales: En Marea (480.208 euros), PSdeG (1,1 millones) y el BNG (331.000 euros).

Los resultados electorales y el sistema de financiación, así como la decisión de cada formación sobre sus arcas, son las claves que permiten entender el informe de fiscalización de las contabilidades electorales del pasado 25-S elaborado por el Consello de Contas.

Cada formación cuenta con un máximo de fondos públicos subvencionables en función de sus resultados, lo que permite al PP planificar con mayor holgura el proceso electoral. Además, en la pasada cita se aplicó la reforma de la legislación que elevó de media un 33% las citadas ayudas por escaños y votos obtenidos, así como para el envío de propaganda electoral. A ello se han añadido dos millones de euros adicionales a repartir entre las fuerzas de la Cámara para financiar sus gastos ordinarios, que comenzaron a distribuirse el año pasado para compensar las limitaciones a las donaciones. Las cuatro formaciones se ajustaron al gasto legal máximo.

| Partido Popular. La formación de Feijóo llegó a la cita con la mejor situación económica gracias a los resultados electorales. Su factura rozó los 1,91 millones, un 25% más que los 1,5 de 2012. A gastos ordinarios dedicó 1,5 millones, añadiendo otros 347.772 euros de propaganda, lejos del tope subvencionable de 594.425, vigente para todas las formaciones. Gracias a sus 41 escaños y 682.150 votos la subvención pública lograda roza supera los 1,7 millones, que cubre la mayor parte de la factura. Al igual que PSdeG y BNG, solicitó el anticipo legal del 30%. Contó con una póliza de crédito por un máximo de 400.000 euros, añade Contas.

| En Marea. Pese a ser heredero de AGE, el nuevo partido instrumental debutaba en unas elecciones, extremo que, junto a su rechazo a los créditos bancarios, da lugar a la contabilidad más curiosa. Se gastó 480.208 euros, pero más de la mitad fue a parar directamente a envío de material político (252.447). El gasto ordinario -personal, escenarios, locomoción etc- se quedó en 227.761. Con su resultado -14 diputados y 273.523 votos- tendría derecho a una subvención solo por estos elementos de 501.305 euros, pero estos deberían estar justificados.

| PSdeG. Los socialistas llegaron al 25-S tras cuatro años de penurias económicas, con una deuda de 2,02 millones que provocó despidos y recortes y que ahora roza los 700.000 euros. En la campaña se ajustaron el cinturón y bajaron su gasto más de un 11% hasta un total de 1,1 millones, de los que 775.838 euros corresponden a gastos ordinarios y 386.291 a propaganda, la cuantía más elevada en este apartado de las cuatro formaciones. Mediante crédito financiaron 646.692 euros, 246.007 correspondieron a adelantos y otros 250.000 a fondos del partido. La subvención recibida serán 874.397 euros.

| BNG. Su situación económica era peor que la del PSdeG, pues su deuda superaba los 4 millones en 2012, encauzada ahora. Tras sus desplomes electorales, su campaña costó 330.999 euros, un 60% menos que los 837.474. De ellos, solo 113.084 se destinaron a propaganda. Su subvención por resultados y mailing será de 329.640.

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