En este 2017 estaba prevista la puesta en marcha de la nueva interconexión eléctrica entre España y Portugal a través de Galicia. Ambos países necesitan elevar sus intercambios de energía para consolidar el Mercado Ibérico que forman y ayudarse mutuamente a abaratar los precios que pagan los consumidores y mejorar la seguridad del suministro. Una línea que, además, es fundamental para garantizar la salida a toda la producción de futuras instalaciones renovables en territorio gallego, sobre todo los casi 2.000 megavatios (MW) pendientes del concurso de la Xunta de 2010 y proyectos anteriores que se remontan a la etapa de Manuel Fraga en la Xunta, todavía sin levantar. Pero el descontento con el trazado en el sur de Pontevedra, especialmente en el concello de Arbo, y los problemas similares que surgieron también en localidades lusas en su parte del tendido, obligaron a replantear el diseño de esta gran autopista eléctrica que permitirá duplicar la capacidad de exportación actual de Galicia. Se busca la alternativa "más adecuada", con "la estimación" de que la infraestructura funcione "en 2019 o 2020".

"Además de los trámites habituales, este proyecto requiere un acople entre la tramitación del lado español y del lado portugués", explica Eva Pagán, directora general de Transporte de Red Eléctrica de España (REE), encargada de la construcción de la línea a su paso por Galicia. El conflicto se localiza justo en el último kilómetro que llega a la frontera de los dos países en un total de 60 kilómetros que tiene el tendido. Ante la complicada orografía y los espacios naturales protegidos que hay en la zona, la compañía buscó el trazado que mejor se adaptaba desde el punto de vista tecnológico y de integración en el entorno. Arbo lideró el rechazo social, quejándose de la cercanía a las casas. Aunque REE defendió siempre que la ubicación elegida cumplía ley, finalmente optó por sondear otras posibilidades.

La última palabra es del Ministerio de Medio Ambiente. Una vez recibidas las alternativas que REE identificó para el paso de la línea por la frontera, el departamento que dirige Isabel García Tejerina trasladó esas opciones a su homólogo luso. Y está a la espera de la respuesta. "Con la contestación, el Ministerio de Medio Ambiente podrá resolver y determinar", señala Pagán.

La parte española está, por tanto, completada. De hecho, dos técnicos de Medio Ambiente visitaron in situ la zona a finales del mes pasado de la mano de REE "para explorar todas las posibilidades de cruce, como se nos pedía en la tramitación" y llegar al punto de encuentro con el lado portugués de la interconexión.

"Somos conscientes de la preocupación de Arbo. Insisto, de cumplir con la regulación, queremos que sea la más adecuado", apunta la directora general de Transporte del operador español.

La inversión del proyecto en tierras gallegas suma 54 millones de euros y es una de las líneas que tanto el Gobierno español como la Comisión Europea consideran prioritarias para el fortalecimiento de la red. La dilación que acumula es evidente. Su primera fecha de funcionamiento fue 2015, por lo que la línea se retrasará, si no hay más problemas, hasta cinco años.

Red Eléctrica prevé que a principios de mayo quede arreglada la nueva línea entre Galicia y Asturias, en la que los temporales de los primeros días de febrero tumbaron 10 torres. La conexión se estrenó a finales del pasado año. El servicio no quedó interrumpido porque la unión eléctrica de las dos comunidades cuenta con un tendido alternativo para, precisamente, afrontar situaciones como esta.