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La banca cierra otro centenar de oficinas en Galicia y su red retrocede 40 años

La comunidad perdió casi un 37% de las sucursales que tenía en 2008 -La caída del negocio y los bajos tipos de interés llevan a las entidades a actuar por la vía del coste

La dieta de la banca parece no tener fin. Primero fue la reconversión de las antiguas cajas de ahorros y la oleada de fusiones que desencadenó la crisis y ahora la razón viene de la dañina combinación de una caída muy importante del negocio y los bajos tipos de interés. En ambos casos, la salvación de las cuentas en el sector está en los costes. En donde la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) todavía ve "margen para una cierta consolidación que respalde la rentabilidad". "Los bancos españoles siguen teniendo un elevado número de sucursales", señala en su reciente informe sobre la situación económica del país. En el último año, las entidades echaron el cierre a otras 2.278 oficinas, según los datos que acaba de publicar el Banco de España. A una media de seis cada día. La integración de Banco Mare Nostrum en Bankia para que el Estado maximice la devolución de las ayudas públicas, las dudas sobre el futuro del Popular y la intención de otras grandes instituciones financieras del país de aligerar plantilla aventuran que la cifra se mantendrá al alza. Galicia es una de las comunidades de mayor impacto en la reducción de red por la fusión de Caixanova y Caixa Galicia, las absorciones del Pastor y Banco Gallego y el ajuste en general del sistema. Los cierres el pasado 2016 superan el centenar y dejan las sucursales operativas en niveles de marzo de 1978. Hace casi 40 años.

El año acabó con 1.591 oficinas, un 6,6% menos que en diciembre de 2015. Es el sexto mayor descenso entre las regiones, con una media en el conjunto del Estado del 7,4% por el peso que tienen Cataluña y Madrid en la distribución de la red y porque las dos comunidades están entre los mayores recortes del pasado ejercicio: un 12,4% y un 8,3%, respectivamente. Junto a ellas y Galicia figuran Cantabria (14,6%), Asturias (10,7%) y Navarra (6,7%).

Con las nuevas clausuras (112), Galicia acumula un descenso de 926 oficinas bancarias desde que en septiembre de 2008 alcanzó el máximo histórico (2.517). La comunidad se quedó sin el 36,8% de la red. Una proporción ligeramente por debajo del total nacional, del 37,3%, de nuevo muy influenciado por los datos de Cataluña, Madrid y también Comunidad Valenciana, que perdieron el 48,6%, el 41%, y el 42,1% de las sucursales. Además de las ciudades de Ceuta y Melilla (17,4%), los ajustes menos fuertes se dieron en Extremadura (19,4%), Castilla-La Mancha (20,6%), Navarra (25,7%), Asturias (27%), y País Vasco y Cantabria (28%).

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"Ha habido una reducción brutal porque también la expansión fue brutal", explica Luis Otero, profesor del departamento de Economía Financiera y Contabilidad de la Facultad de Económicas y Empresariales de la USC. El cambio de modelo es "imparable" hacia "un servicio más especializado y oficinas más grandes" que apoyen la digitalización del sector. La despoblación del rural de Galicia está justificando muchos de los cierres y es en este tipo de localidades donde la transición de uno a otro perfil del servicio financiero costará más "porque la formación media es más baja y no abundan los nativos digitales". "La evolución es mucho mejor de lo esperado, supera con mucho las expectativas", señala el también director del Máster de Finanzas y Seguros de la USC respecto al avance de los usuarios de edad avanzada en servicios bancarios online. "El proceso es doble -añade-. Por un lado, la adaptación y formar en conocimiento. Por otro, garantizar un mínimo servicio, y ahí es donde se nota mucho la pérdida de las cajas".

La asfixia de los márgenes de las entidades por los históricos bajos tipos explica en parte el acelerón en los cierres de oficinas, pero Otero recuerda que "el exceso de red" por la "competencia exagerada" de los años de bonanza bastaría como razón. "España estaba en un nivel de endeudamiento récord en el mundo y la importante caída de los recursos gestionados lleva a las entidades a actuar en los costes. Que son constantes, pese a bajar el volumen de negocio. Era complicado no reducir", señala Luis Otero.

El recorte de red, especialmente en los cierres de los primeros años de la crisis, implica una disminución de plantilla que en el caso de Galicia roza los 6.800 empleos entre los vinculados al sector financiero y las actividades de seguros. De 23.689 puestos en 2007 a 16.590 en 2016, según el Instituto Galego de Estatística. Pese a la leve recuperación del pasado año, el valor añadido del sector a la economía regional cayó en más de 620 millones de euros, una cuarta parte.

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