Del discurso público se marchó ya hace tiempo el mensaje reiterado de que la recuperación de la economía devolvería también el ánimo al crédito. O a la inversa. Que después de la reestructuración de la banca ya no había problemas de acceso a la financiación para las empresas, sin importar su tamaño, ni para los particulares. Ahora, hasta los principales directivos del sector, reconocen que el negocio está asfixiado por los bajos tipos de interés y el menor volumen de préstamos. Los datos oficiales les dan la razón. El país cerró el pasado 2016 con la enésima caída en el crédito. Un 0,6% menos durante el último trimestre del año, según los datos publicados por el Banco de España. La tibia mejoría que vivió Galicia a mediados del ejercicio se esfuma. Suena a espejismo. La comunidad vuelve a ser la que acumula un mayor descenso de la financiación, un 4,8%, a una media de 23,2 millones de euros menos cada día.
Los préstamos concedidos a administraciones, empresas y hogares al cierre del año sumaban en Galicia 42.563 millones de euros. Mire por donde se mire, la tendencia a la baja se mantiene todavía y con contundencia. Es el menor importe de la serie estadística del supervisor, con 457 millones de euros por debajo de finales de 2015 (1,1% menos) y 2.134 millones de diferencia respecto al tercer trimestre de 2016, cuando la financiación alcanzó los 44.697 millones -la cuantía más alta en año y medio- y parecía que empezaba a remontar.
La disminución trimestral en el caso concreto del sector público fue del 7,2%. Aunque su peso en el total del saldo vivo del crédito en la región no llega ni a seis euros de cada cien. Las administraciones mantienen 2.443 millones de euros en préstamos. En el apartado de "otros sectores residentes", en el que el Banco de España aglutina a las familias y las compañías, son 40.120 millones de euros después de una bajada del 4,6%.
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Desde junio de 2010, a las puertas de la frustrada fusión de las dos antiguas cajas gallegas, cuando la comunidad alcanzó el máximo histórico en financiación (72.044 millones), el desplome llega al 41%: 29.481 millones de euros.
¿Significa esto que las entidades financieras no aprueban operaciones en Galicia? No. Es la prueba de que las nuevas concesiones de crédito todavía están lejos de compensar la amortización de los préstamos antiguos. Un ejemplo muy claro son las hipotecas. En 2016 se firmaron en la comunidad un total de 10.070, un 2,9% más que en 2015, pero casi cinco veces menos que el alza estatal, del 14%. Las canceladas, la mayoría por haber completado el pago, rozaron las 12.500.
En el conjunto del país, los préstamos cayeron en comparación con diciembre de 2015 un 3,9%; y un 0,6% sobre el tercer trimestre del año pasado. Junto con Galicia, los descensos más acusados estuvieron en Madrid (4,4%), Navarra (3,4%), Castilla-La Mancha (3,2%) y Murcia (3%). Hubo dos autonomías en las que la financiación aumentó, y lo hizo con fuerza: Cataluña y Valencia, con incrementos del 8,7% y el 5,6%, respectivamente.
Habitualmente, los descensos en la financiación en Galicia venían acompañados de un aumento paulatino del ahorro, hasta marcar en estos últimos años varios récords consecutivos. Esta vez no. No hay máximos. El tercer trimestre del año suele ser muy bueno en depósitos por la paga extra de verano de los trabajadores y entre octubre y diciembre bajaron un 1,4%, lo que supone un recorte de 829 millones de euros. Si miramos el mismo periodo de 2016, las cifras aguantan en positivo: el ahorro en el último año aumentó en la comunidad un 3,5%: un 14,5% más entre las administraciones y un 3% de ascenso en el sector privado.
El ahorro en toda España bajó menos que en Galicia en el último trimestre, un 0,1%. En un año, la caída fue del 1,4%.
Los gallegos tienen en depósitos 59.758 millones de euros. Por cada euro en créditos hay 1,4 en ahorro.
