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Medidas para reducir el consumo de bebidas alcohólicas

Sanidade impulsa una norma antibotellón única por el auge del consumo en menores

Sanidade encarga un estudio para analizar las motivaciones de los jóvenes para acudir a estas concentraciones -Vigo, Santiago, A Coruña y Pontevedra lo prohíben solo en algunas zonas

Jóvenes, en un botellón, en la ciudad de Pontevedra. // Rafa Vázquez

Los servicios de emergencias atendieron el pasado año más de 400 intoxicaciones etílicas en menores. Se han encendido todas las alarmas, hasta el punto de que esta problemática se ha convertido en una de las principales preocupaciones de la Consellería de Sanidade. El Sergas ya ha iniciado contactos con los sectores implicados para diseñar políticas encaminadas a corregir estos hábitos poco saludables entre los más jóvenes. Una de las medidas que propone la Xunta es poner coto al botellón. Su intención es consensuar con la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp) una norma única y homogénea para todos los concellos con la que frenar estas aglomeraciones juveniles donde se bebe alcohol de forma masiva.

La regulación del botellón es competencia municipal, pero no todos los ayuntamientos cuentan con normativas. De las ciudades Vigo, Santiago y A Coruña lo prohíben, aunque solo en determinadas zonas donde puedan causar molestias a los vecinos, lo que en la práctica ha desplazado los botellones a otros sitios. En Pontevedra se permite el consumo de alcohol únicamente en un espacio alejado del centro urbano. Ourense, Lugo y Ferrol, por su parte, no disponen todavía de ninguna regulación municipal que lo limite.

El Sergas plantea un modelo de ordenanza único al que puedan acogerse todos los concellos. "La Fegamp es un aliado importante. Hay que regular el botellón y para ello queremos fomentar el consenso sobre las ordenanzas municipales. Aunque hay una cierta tolerancia, yo preferiría que no la hubiera. Lo que no puede ser es que vayan los menores a beber", explica el subdirector de Programas de Fomento de Estilos de Vida Saudables de Sanidade, Jorge Suanzes.

El Sergas propondrá a los ayuntamientos una ordenanza tipo "adaptada al entorno y a las circunstancias". Y para ello, Sanidade ha encargado a investigadores de la Universidad de Santiago que analicen el fenómeno del botellón. Según explica Suanzes, se trata de identificar dónde se produce y "qué dinámicas de grupo motivan a los chavales a participar". Este estudio servirá de base para redactar la regulación que la Xunta quiere trasladar a los concellos.

El subdirector de Programas de Fomento de Estilos de Vida Saludables cuestiona, por ejemplo, la solución que dio el Concello de Pontevedra. En esta ciudad está prohibido consumir alcohol en la calle más allá de las doce de la noche, salvo en el aparcamiento del recinto ferial, un espacio alejado del centro urbano. "Da solución al problema del orden público, pero no da solución al problema de salud", advierte Suanzes.

Vigo, Santiago y A Coruña coinciden en prohibir el consumo de bebidas alcohólicas en vía pública. Pero lo limitan a los centros urbanos y a zonas donde puedan causar molestias vecinales. Varían, sin embargo, las sanciones. Las más altas son las que aplica el concello vigués y el herculino-pueden llegar hasta los 3.000 euros-, mientras que en Santiago se pueden imponer multas de hasta 1.500 euros . "Sabemos que prohibir el botellón no va a solucionar el problema del consumo de alcohol", explica Suanzes poniendo como ejemplo el caso de Santiago donde tras prohibir el botellón el consumo se desplazó a los pisos de los estudiantes. "Pero las ordenanzas municipales pueden tener un papel disuasorio", argumenta Jorge Suanzes.

Jorge Suanzes

"Si un padre autoriza a su hijo a beber debe intervenir el equipo de protección del menor"

El Sergas trasladó ya un documento con propuestas para reducir el consumo de alcohol a los sectores implicados -hosteleros, padres, concellos y sociedades científicas, entre otros-. La Xunta propone que los pediatras vigilen si los menores beben, restringir la publicidad de bebidas alcohólicas y fomentar estrategias para evitar la demanda de alcohol por este colectivo.

-¿Cree que la administración debe multar a los padres de los menores que beban alcohol?

-Nuestra ley ya contempla multas a los padres pero solo en aquellos casos en los que se aprecia desatención al menor. Aún así, la intención no es sancionadora. Pero te sorprende que los padres firmen autorizaciones para que sus hijos vayan a fiestas de Fin de Año en las que se permite beber a los menores. Es insólito. Dentro de lo que es la protección del menor, eso tiene que estar en el punto de mira.

-¿Y si los padres les dejan ir al botellón? ¿No deben hacerse responsables?

-Ahí están los equipos de protección de menores. Si hay una negligencia manifiesta en esta o en otro tipo de conducta, que pueda poner en riesgo la salud de los menores, alguna intervención tiene que haber. Si hay alguien que formalmente los autoriza, alguna medida debería tomarse. Pero insisto en que el problema tampoco se soluciona a base de multas.

-¿Pero entonces qué medidas se pueden adoptar con los padres?

-Vamos a esperar a ver qué consensuamos. Hay muchas visiones, desde las que hablan de sanciones, a los que prefieren un modelo preventivo, en el cual yo me situo. Pero llega un momento en que si se supera un límite tienen que intervenir las autoridades de protección del menor.

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