Lo peor de la gripe ya ha pasado. Hasta el punto de que el servicio de vigilancia de la enfermedad difundió ayer el que será, según el Sergas, el último boletín de seguimiento de la temporada. "La situación actual", alegan en el informe, "indica que ya no es necesario" proseguir con los informes semanales. Las autoridades se refieren a que la difusión de la enfermedad ya es de carácter "esporádico", es decir, es "baja" y lo que hay es "constancia de casos aislados" confirmados por laboratorio.

A pesar de que esta forma el balance provisional se cierra un mes antes que el año pasado, las cifras de fallecidos e ingresos son mucho más elevadas que las que manejaba Sanidade cundo dio por concluidos los boletines de la temporada pasada. Así, hasta el día 12 de marzo, fecha en la que finaliza el análisis del último reporte, se registraron en la comunidad un total de 126 muertes con gripe confirmada, un 21% más que un año atrás, cuando fueron 104 fallecidos, lo que ya había supuesto todo un récord en los registros de los últimos años.

Con todo, la cifra podría incrementarse todavía, dado que, como afirma el subdirector xeral de Información sobre Saúde e Epidemioloxía de la Consellería, Xurxo Hervada, pueden aparecer más casos aunque sean "anecdóticos". El año pasado, cuando Sanidade diese por cerrado el envío de informes semanales, en ese caso a la altura de mediados de abril -porque la onda llegó más tarde-, los decesos con gripe alcanzaban los 82, un total de 22 menos de los que integraron el recuento al final de temporada (que incluye hasta septiembre). De hecho, a pesar de que la intensidad de la dolencia es ahora basal, la más baja, esta semana se registraron otras cuatro muertes.

Pese a lo elevado de las cifras este año, Hervada apunta otra vez a que el incremento en el número de fallecidos con respecto a ejercicios anteriores se debería a que se hacen más pruebas de gripe en los hospitales que permiten confirmar la enfermedad y a que el virus que ha circulado este año, el AH3N2, afecta sobre todo a los mayores, que suelen tener más problemas de salud y se descompensan con mayor facilidad. De esta forma, casos "inesperados" al margen, con lo que no cuenta Sanidade es con "un repunte" porque este año tampoco ha habido cambios en el virus que ha circulado de forma dominante.

Por lo que respecta a los ingresos, siguen una evolución paralela y también baten récords. La temporada acabaría a estas alturas con un total de 1.932, según el último informe, un 14% más que los acumulados el ejercicio previo. De los hospitalizados,

el 92,3% tenían algún factor de riesgo para tener una gripe complicada y, de ellos, el 43,4% no estaban vacunados, informa la Xunta. Entre los fallecidos, todos tenían aconsejada la vacuna de la gripe pero un 35,7% no se la había puesto, añade.

La campaña de llamadas

Y eso que cada año el Sergas busca nuevas formas de convencer, sobre todo al colectivo de los mayores, desde los 65 años en adelante, de las bondades de la inyección. El año pasado iniciaba una experiencia piloto que consistía en llamar a su domicilio a este colectivo, centrándose en las edades de 65 a 69 años. Entonces los profesionales de enfermería lograron convencer al 16 por ciento de los que contestaron al teléfono -hicieron 16.661 llamadas- y la campaña de vacunación consiguió sumar así en esta franja a un total de 2.756 ciudadanos.

Animadas por los resultados, las autoridades sanitarias decidieron ampliar este año el intervalo de edades a las que buscaban convencer de forma directa. Se sumó así el grupo de 70 a 74 años y al final desde atención primaria se realizaron "prácticamente 31.000 llamadas", el doble, según explica Hervada. Pero esta vez su capacidad de persuasión fue menor. Aunque convencieron a un total de 3.560 personas -unas 800 más que en la experiencia previa-, la tasa de respuesta fue del 11,5%, apunta.

El resultado no hace al Sergas desistir, sino que "en principio" repetirá la iniciativa el próximo año con los mismos grupos. Hervada explica que es normal que baje un poco el porcentaje porque la primera vez fue una experiencia con poca gente y cuando se generalizan, la tasa de éxito suele reducirse. Tampoco ayudó el buen tiempo. No obstante incide en que al final "son 3.560 personas más que no se hubieran vacunado".