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La amenaza de la competitividad del norte luso

La economía del Norte de Portugal acorta a la mitad la brecha con Galicia

El PIB al otro lado del Miño marca un récord, con un avance de la industria desde 2013 de más del 18%, el triple que la comunidad -Los expertos advierten que la amenaza lusa no solo es por precio, también por innovación

Hugo Barreiro

Las advertencias y el lamento generalizado recuerdan a lo ocurrido hace más de una década con el textil, cuando el norte de Portugal asumió el papel de gran fábrica que hasta ese momento jugaba el fructífero Made in Galicia. La paulatina deslocalización se llevó por delante la tupida red de talleres que alimentaban a las famosísimas firmas de confección que hicieron de la comunidad un referente de la moda mundial y con ellos desaparecieron una actividad que nunca se recuperó y miles de empleos, la mayoría de mujeres y en concellos periféricos en los que precisamente no sobran oportunidades para engancharse a los motores de la economía. Fue también el principio del fin de esa etapa efervescente en un sector liderado por Inditex y en el que siguen pocos supervivientes más. Hoy el rival deja de estar en silencio de nuevo, esta vez con la automoción como protagonista. "La competencia con Portugal es un tema importantísimo y tenemos que tomar nota de eso", reconocía el presidente de la Xunta esta misma semana, tras anunciar la intención de su Ejecutivo de aprobar en junio una ley para fomentar la implantación de empresas y frenar el evidente atractivo para los inversores al otro lado del Miño, un territorio que ya estuvo por encima de Galicia hasta 2002 y que en tan solo tres años recortó su brecha económica a casi la mitad.

El área norte de Portugal, con las comunidades intermunicipales de Alto Minho, Cávado, Ave, Área Metropolitana de Porto, Alto Tâmega, Tâmega e Sousa, Douro y Terras de Trás-os-Montes, suma una población de 3,6 millones de habitantes e, incluso en la etapa de crisis, muestra uno de los mejores comportamientos de todo el país. "En los años de ajuste económico, el proceso de reconversión en algunos sectores se aceleró, especialmente en aquellos que se vieron muy afectados durante la primera mitad de la década de 2000 por la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio y por la adhesión a la UE de los países del Este de Europa", explica Francisco Carballo-Cruz, gallego y profesor de Economía de la Universidade do Minho, en Braga. El textil, por ejemplo, se sacudió del fantasma del gigante asiático y elevó sus exportaciones casi un 40% entre 2009 y 2015, "cerca de un 50% en términos per cápita, lo que revela un gran incremento de la productividad".

Otros sectores, como el calzado y el metalúrgico, "presentan una evolución muy favorable tanto en términos de valor añadido como en ventas al exterior", al igual que los servicios. "En el caso de los turísticos, los de bases tecnológica y los destinados a las empresas, especialmente los servicios deslocalizados de multinacionales -añade Carballo-Cruz-, han registrado tasas de crecimiento considerables y tienen una contribución importante para el alza de las exportaciones a nivel regional".

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En la evolución del Producto Interior Bruto (PIB) de la zona está la evidencia. Durante la doble recesión, entre 2009 y 2013, la economía del norte de Portugal acumuló una caída del 5,8%. La de Galicia, un 8,3%. En los dos ejercicios siguientes, la comunidad repuntó un 3,1%. El territorio vecino lo hizo un 3,9%. Los bienes y servicios producidos allí alcanzaron al cierre de 2015 casi 53.000 millones de euros, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estatística luso. El PIB de Galicia, con las cifras del Instituto Galego de Estatística (IGE), ascendió en ese momento a 56.300 millones. La diferencia entre las dos economías se queda en 3.380 millones de euros, un 42% menos que los más de 5.800 millones que Galicia sacaba de ventaja en 2012.

"Sí, es un ajuste considerable", apunta Francisco Carballo-Cruz, que recuerda que las expectativas de crecimiento en el norte de Portugal "continúan siendo positivas". "Los planes de expansión de las multinacionales instaladas en el país hace varios años, el refuerzo de capacidad en industrias tradicionales, los nuevos proyectos industriales y el seguimiento sistemático de proyectos de servicios de apoyo a empresas promovidos por grandes multinacionales (servicios compartidos, back-office, mantenimiento a distancia...) -añade- fundamentan esas buenas expectativas en términos de crecimiento del valor añadido y de las exportaciones y creación de empleo".

Esas nuevas inversiones explican también las diferentes pautas de crecimiento a uno y otro lado de la frontera. Desde la óptica del valor de la producción, para poder comparar las cifras oficiales disponibles en ambos territorios, la industria del norte de Portugal registró entre 2013 y 2015 un incremento del 18,6%, el triple que la de Galicia, que medró un 6%. Agricultura, ganadería y pesca, con muy poco peso en las localidades lusas, crecieron un 14,1%, frente al 5,5% del sector en la comunidad. La construcción cae. Un 6,8% y un 13,1%, respectivamente. Los servicios avanzan un 6,3% allí y un 4% aquí.

El dinamismo de los sectores tradicionales y la inversión que llega en las iniciativas nacionales y extranjeras que encienden las luces de alarma en Galicia aúpan al sector industrial hasta cerca del 27% del PIB, sin contar la aportación a la economía de los impuestos sobre los productos. No hay ninguna rama que le supere. En Galicia es el 18,8% y por encima están el comercio, el transporte y la hostelería, con un 24,4%. El total de la actividad de la industria en el norte de Portugal fue en 2015 de 12.300 millones de euros. La de Galicia, unos 9.500 millones. La diferencia, 2.800 millones, no tiene nada que ver con los 350 que en los años 2007 y 2008 mantenía la producción industrial portuguesa respecto a la región.

En el análisis de las causas se señala con insistencia a lo que cuesta producir en los dos territorios, casi siempre desde la vertiente única de los salarios. Y las variaciones son muy relevantes. En este caso, las cifras más recientes son de 2014. La remuneración anual media por asalariado en el norte de Portugal fue de 17.162 euros, un 36% menos que en Galicia (26.693). La distancia se agranda en el precio por hora: un 41,1% más alto en la comunidad (16,1 euros) que en las localidades vecinas (9,5 euros). Pero el atractivo por coste no solo se debe a los salarios. Están, como apunta el también miembro del Foro Económico de Galicia, el precio de suelo y de los servicios de apoyo a la actividad industria, además del incremento de la cualificación de los trabajadores y los cuadros medios en las compañías, mejoras en la capacidad de gestión y la innovación en productos y procesos, aprovechando, entre otros, los recursos europeos. Que no explican por el momento el renacimiento del norte de Portugal.

"Podrán hacerlo a partir de ahora. Los fondos del periodo de programación iniciado en 2014 han llegado hasta ahora con cuentagotas a las empresas. En el segundo semestre del año pasado, la aceleración del análisis de solicitudes mejoró significativamente y los recursos de los proyectos aprobados están finalmente llegando a las empresas. Los últimos datos de inversión confirman la importancia que estas transferencias tienen para dinamizar la inversión empresarial, especialmente en I+D+i, internacionalización y capacitación", cuenta Francisco Carballo-Cruz.

La amenaza es, por tanto, real, y va mucho más allá de la nómina de la mano de obra. Porque, a diferencia de otros procesos de deslocalización vividos anteriormente, Portugal combate esta vez con las armas de la llamada economía inteligente.

"Sin dudar de la legalidad de los incentivos para ayudar a las empresas, y aunque ellos mantengan un mayor volumen de ayudas de la UE por razones de convergencia, nosotros tenemos que aprovechar lo que nos toque. Analicemos el Plan Juncker. Busquemos oportunidades", platea Jorge Cebreiros, presidente de la Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEG), que coincide en que los datos sobre la evolución de la economía del norte de Portugal "son incontestables" y que los riesgos esta vez son mayores. "Ya no solo, que lo es también, un problema de precios. Podremos competir en calidad porque somos los mejores. Pero, ojo -advierte el responsable de la patronal pontevedresa-, que también allí se trabaja en la cualificación y la especialización porque atraen grandes empresas que invierten en eso".

Ante una opción de negocio, Cebreiros contrapone "los meses de espera" por una licencia aquí frente a las facilidades de las cámaras municipales lusas, "donde el presidente se sienta con el empresario y ese día se lleva prácticamente el terreno debajo del brazo". "Tenemos que ser conscientes -insiste- y eso es lo que están haciendo".

"Es de destacar el papel de los ayuntamientos", opina también Carballo-Cruz. La importante renovación generacional después de las elecciones de 2013 dejó alcaldes "en general más jóvenes, más cualificados y muchos de ellos tienen una gran sensibilidad para todo lo relacionado con la promoción económica". Algunos de los municipios cuentan, incluso, con agencias exclusivas para estas funciones, con autonomía operativa y "una gran proactividad". "Buenos ejemplos en este ámbito son Invest Braga, Famalicão Made In o Invest Porto", señala el profesor de Economía, que subraya además el rol que están desempeñando las universidades en materia de transferencia de tecnología y de desarrollo de proyectos de colaboración de I+D+i con grandes y medianas empresas. La suya es una buena muestra. El proyecto en el que se dan la mano la Universidade do Minho y la multinacional alemana Bosch supera los 50 millones de euros de inversión.

La situación actual dinamita parte del espíritu con el que nació la Eurorregión Galicia-Norte de Portugal, la primera que se creó en la Península Ibérica. Sus primeros pasos se remontan a 2008. "Una vía innovadora" y "una nueva etapa" en las relaciones entre los dos territorios, como en aquel momento esgrimieron el expresidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, y el responsable de la Comisión para o Desenvolvemento do Norte de Portugal, Carlos Lage. La entidad pretendía unir esfuerzos para aprovechar los fondos de la UE e ir de la mano ante el reto de la globalización. "Yo creo que todo lo relacionado con la cooperación transfronteriza y regional transnacional salió de la agenda política gallega hace ya bastantes años y llegó la hora de retomar estos temas", sostiene Francisco Carballo-Cruz.

La competencia, mientras, puede pasar una factura "bastante relevante" a Galicia "en términos de pérdida de capacidad, volumen de negocio y empleo". "El sur de Galicia tiene que definir una estrategia para abordar este problema y jugar sus cartas. Hay áreas de la cadena de valor de sectores en donde la competitividad en Galicia es claramente superior -indica el profesor-. Apostar en ellas puede mitigar la pérdida de actividad industrial e incluso potenciar segmentos industriales de elevado valor añadido orientados para el mercado mundial y no necesariamente para las industrias o mercados del entorno más inmediato".

"Es una cuestión de Estado", asegura Jorge Cebreiros, que reclama la implicación de todas las administraciones. Xunta, concellos y Gobierno central. El responsable de la patronal de Pontevedra reivindica Galicia como "salida natural" del sur de Europa en los tráficos hacia el Canal de Panamá y toda Latinoamérica e insta a adecuar las infraestructuras a las necesidades de la comunidad. Porque para él son, al igual que la estructura de costes y la simplificación administrativa, una cuestión fundamental para ganar competitividad. "Claro que hay que llegar de Vigo a Madrid en dos horas y media en tren", apunta, en relación a la posibilidad de que la ciudad olívica se quede sin enlace directo con la capital del país. "Mientras debatimos plazos e informes -dice- no se hace". Al igual que con la conexión de los puertos para abrirlos al resto del continente.

Cebreiros mira con distancia las medidas de rebaja de precios en el suelo industrial. "Es que no todos los empresarios quieren comprar para ubicarse. Cada vez se externalizan más los servicios", cuenta. Como ocurre en Portugal, que ha sabido hacer de eso otra de sus fortalezas. "Tenemos que analizarlo como conjunto de país -resume- y ser coherentes con el mensaje que nos están dando las administraciones de que debemos salir al exterior y exportar".

Hay un dato más, al que el presidente de la CEP alude para ilustrar lo que está sucediendo alrededor del Miño: el comportamiento del flujo de los trabajadores. Probablemente no hay mejor símbolo de aquel norte de Portugal como el vecino con la economía renqueante que los 11.000 habitantes lusos que en la etapa de bonanza cruzaron para trabajar en Galicia. En 2015 fueron 6.400, un 42% menos, según el Ministerio de Empleo. Los españoles que se marchan allí, sin embargo, pegaron un subidón respecto a 2014 de casi un 9%, hasta los 5.800.

Francisco Carballo-Cruz - Profesor Univ. do Minho

"El sur de Galicia debe definir una estrategia y jugar sus cartas. Hay áreas de la cadena de valor donde la competividad es claramente superior"

Jorge Cebreiros - Presidente de la CEP

"Es una cuestión de Estado y las administraciones deben ser coherentes con el mensaje que dan de salir al exterior y exportar"

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