Asociar rural y atraso es anacrónico. El campo es ahora símbolo de progreso, o al menos está plagado de emprendedores convencidos de que no hay que ser urbanita para innovar. De la misma opinión son la Xunta y la UE, que cofinancian con 3,3 millones de euros la ejecución de 25 proyectos de los grupos operativos de la Asociación Europea de Innovación y para apoyar proyectos piloto para desarrollar nuevos productos, prácticas, procesos y tecnologías en el ámbito agroforestal.
Bajo este paraguas caben todo tipo de iniciativas. Las hay que buscan la "explotación agraria modelo", mientras otras pretenden obtener "leche plus" o vinos dulces de vides autóctonas. Muchos de los términos mencionados apuntan a esa simbiosis de ciencia y agro que dará que hablar, como la que alude a "viticultura de precisión", eficiencia en la utilización del nitrógeno en el forraje, biogestión de purín de porcino u optimización de producción de carne de terneros. Eficiencia y rendimiento son palabras clave y en algún caso se quiere ir más allá y crear un modelo de negocio que se pueda imitar y que permita que el rural tenga futuro.